Por Andrea Rivero
22 de diciembre de 2022La regeneración de tejidos depende de la población de las células madre y sus células cercanas, un proceso que va perdiendo eficacia conforme se envejece. Hasta ahora, los motivos por los que se produce está disminución no se conocían con certeza, pero una investigación, publicada en la revista Nature, en la que han participado investigadores de la Universidad Pompeu Fabra, ha dado un paso más y ha desvelado que las células senescentes son las que dificultan la regeneración del tejido muscular en cualquier etapa de la vida. Además, también han identificado la manera de resolver este problema de forma genética y farmacológica, permitiendo recuperar las funciones regenerativas de las células madre.
La senescencia celular es un estado irreversible por el que el ciclo celular se detiene. Normalmente aparece después de haber sufrido daño en los tejidos, por lesión o a causa de enfermedades relacionadas con la edad. En este estado las células no mueren, pero permanecen en estado de hibernación ya que es un proceso que utiliza el cuerpo para controlar la proliferación no deseada que presentan los tumores. A pesar de su importancia, su estudio es complicado debido a la rareza y escasez de estas células.
En esta ocasión, los investigadores crearon el primer atlas de células senescentes del músculo esquelético dañado en diferentes edades. Asimismo, descubrieron que estas células son bastante heterogéneas entre sí, pero comparten algunos rasgos comunes como la secreción de factores proinflamatorios y profibróticos, que favorecen el exceso de tejido fibroso. Esta secreción también afecta a las células que se encuentran cerca y obstaculiza su capacidad regenerativa.
De acuerdo con Pura Muñoz-Cánoves, una de las investigadoras del estudio, “las células senescentes, incluso en tejidos jóvenes, crean un microentorno hiperinflamado que refleja la inflamación asociada en el envejecimiento. Así, estas células provocan el envejecimiento anticipado del nicho de las células madre incluso en ratones jóvenes”.
El equipo también demostró que la reducción de la carga de células senescentes, ya sea a través de tratamientos genéticos o farmacológicos, mejora la regeneración de los músculos envejecidos y también de los músculos jóvenes ya que se reduce la inflamación del entorno. “Además de los beneficios biomédicos que implica centrarse en las células senescentes, podría transferirse la nueva información molecular proporcionada por el atlas de células senescentes musculares para comprender la función de la senescencia en otros tejidos cuyas células senescentes no se han descrito en absoluto o carecen de suficientes células senescentes”, explica el doctor Eusebio Perdiguero, coautor del estudio.