Por Julia Porras
5 de mayo de 2022Naroa comenzó a los ocho meses a probar las papillas de
cereales, como todos los bebés, y entonces su piel se volvió atópica. A los cinco
años comenzó a tener fuertes dolores de tripa y alguna diarrea. Su madre
Esther, la llevó al pediatra, pero le dijeron que le administrara dieta blanda
para que dejara de tener dolor abdominal.
La cosa empeoró durante el siguiente año. Naroa cada vez tenía más inapetencia,
porque cada vez que comía sufría dolores de barriga y dejaba de comer. Sin
embargo, en cuanto se le pasaba el dolor volvía a tener hambre, así que se
pasaba el día comiendo pequeñas cantidades y con mucho dolor.
Las alarmas se dispararon cuando en la revisión pediátrica de los seis años, el
especialista detectó que Naroa había dejado de crecer. De un 75 de percentil de
crecimiento pasó a un 45. Algo estaba fallando en su organismo, hasta que su
pediatra por fin le hizo una serología y descubrió que tenía anticuerpos de
celiaquía.
Datos de celiaquía en España
La celiaquía no es cosa de unas pocas personas que no toleran el gluten. Es una enfermedad genética y autoinmune que hace que las personas que la sufren tengan muchos síntomas y no todos asociados al sistema digestivo. Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable explica de forma clara lo que es la celiaquía.
De hecho, en España entre un 1 y un 2% de la población es celiaca, o sea, entre 450.000 y 900.000 personas. Y lo peor es que muchos no lo saben, porque la celiaquía es una enfermedad muy infradiagnosticada, entre un 80 y un 85% de personas no saben que la tienen. ¿La causa? Esta enfermedad no se presenta siempre de la misma forma, muchos portadores del gen son asintomáticos de hecho.
Un 5%de los celiacos tienen una celiaquía refractaria, es decir, que no remite dejando de tomar gluten y puede provocar incluso enfermedades más graves como linfomas. Por otro lado, un 4% de los diabéticos son celiacos también, pero se les mezclan los síntomas y lo desconocen. Es una enfermedad que puede aparecer en cualquier momento de la vida y las mujeres, que son más propensas a sufrir enfermedades autoinmunes, también son más propensas a tener celiaquía.
Los síntomas de celiaquía no son solo dolores de tripa y diarreas. Los síntomas pueden ir desde problemas de piel hasta pérdida irreversible de vellosidad intestinal necesaria para la absorción de los nutrientes de los alimentos, de ahí que muchos pacientes desarrollen anemias hasta anorexia, además de problemas de crecimiento.
En cuanto Naroa fue diagnosticada, comenzó su dieta sin gluten y su crecimiento se normalizó, pero su intestino tardó un año en recuperarse, así que igualmente se ha quedado con una altura por debajo de lo normal para su edad.
El día a día de un celiaco
Vivir con celiaquía no es fácil, porque primero hay que conocer bien en qué alimentos está presente el gluten y retirarlos de la dieta diaria. Así, el principal portador de gluten es el trigo, pero también tienen gluten otros cereales como la avena, la cebada, el centeno y la espelta. Muchos alimentos procesados contienen trazas de cereales o trigo, o han sido elaborados en fábricas donde se manipulan cereales con gluten.
Aun así, en la actualidad un celiaco diagnosticado lo tiene algo más fácil que hace unos años. “Ahora, en la mayoría de las grandes superficies, tienes una gran variedad de alimentos sin gluten, eso sí con el precio duplicado con respecto a alimentos con gluten”, indica Esther, la madre de Naroa. El precio de la cesta de la compra de una familia con un miembro celiaco aumenta considerablemente.
Comer fuera es otro asunto, “en muchos sitios, aunque intentas asegurarte de que los alimentos no contengan gluten y de que no cocinen en los mismos recipientes donde han cocinado alimentos con gluten, no siempre se conocen bien los alimentos que lo tienen, y a veces la niña tiene que sufrir las consecuencias”, explica Esther. Las consecuencias son dolores terribles de tripa, vómitos y diarrea. “Hasta que no expulsa todo el gluten de su cuerpo no para de tener síntomas”.
En los comedores escolares, el tema parece estar más controlado y aunque en algunos centros ponen “mesas especiales para alérgicos”, en la mayoría de los colegios preparan menús especiales para los niños con intolerancia al gluten y otras alergias. “En el colegio Naroa nunca ha tenido un problema, ni siquiera de contaminación cruzada. Lo tienen todo muy controlado y eso se agradece desde el punto de vista de madre preocupada”.