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Botellas de plástico, cosméticos o perfumes: factores clave en el desarrollo de la obesidad

Los disruptores endocrinos, es decir, los compuestos químicos que están presentes en productos de uso cotidiano como botellas de plástico, juguetes o perfumes interfieren en el correcto funcionamiento de nuestro sistema hormonal

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Botellas de plástico, cosméticos o perfumes: factores clave en el desarrollo de la obesidad

Por Andrea Rivero

21 de noviembre de 2022

¿Cómo afectan a la obesidad objetos como las botellas de plástico, los juguetes o los perfumes? Interfiriendo en el correcto funcionamiento del sistema hormonal a través de los disruptores endocrinos, es decir, compuestos químicos que están presentes en productos de uso cotidiano. Hablamos de los bisfenoles en botellas de plástico, tuppers o latas de conserva; los ftalatos en juguetes o perfumes; los compuestos perfluorados en detergentes, disolventes o en utensilios de cocina o los parabenos en productos de cosmética. Estos disruptores, tan comunes en la vida diaria, actúan como factores clave para aumentar el riesgo de sobrepeso y obesidad en la población. 

Durante el XVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), celebrado del 16 al 18 de noviembre en Barcelona, los expertos han mostrado su preocupación respecto a este tema ya que, “algunos de estos compuestos pueden alterar el balance energético, favorecer la acumulación de grasa y/o alterar el control hormonal que regula la ingesta, entre otros efectos”, explica Paloma Alonso-Magdalena, del Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación en Biotecnología Sanitaria de Elche (IDIBE). Durante su intervención, la experta ha ofrecido una visión global sobre los disruptores endocrinos, desde qué son y dónde se encuentran, hasta qué estrategias de prevención se plantean desde la comunidad científica. 

Vínculo con la obesidad

Existen diversas evidencias contundentes respecto al impacto negativo de los disruptores en el control del metabolismo energético. “Al igual que una mala alimentación o un estilo de vida sedentario, la exposición diaria a disruptores endocrinos puede interferir de forma inapropiada sobre el metabolismo de lípidos y la adipogénesis (formación de nuevas células del tejido adiposo), promoviendo el desarrollo de sobrepeso y obesidad”, indica Alonso-Magdalena. Asimismo, insiste en que estos compuestos pueden alterar el funcionamiento normal de los tejidos que controlan el metabolismo de la glucosa y los lípidos, como el músculo o el páncreas.

La mayor preocupación de los investigadores es el peligro que puede acarrear exponerse a estos disruptores en etapas del desarrollo más susceptibles a su acción, como la niñez. “Los efectos negativos de la exposición no son siempre evidentes de forma inmediata, sino que a veces se manifiestan a más largo plazo”, añade la experta. También pueden producir cambios epigenéticos (cambios que regulan de manera precisa el ‘encendido’ y ‘apagado’ de los genes) y transmitirse de una generación a otra. 

Enfoque de futuro

En la actualidad, la labor científica se está centrando en desarrollar sistemas de identificación de compuestos que puedan comportarse como disruptores y que aumenten el riesgo de padecer enfermedades como la obesidad y la diabetes. Según Alonso-Magdalena, “estos sistemas darán respuesta a las necesidades actuales en el marco regulatorio de contar con herramientas validadas para la identificación de sustancias químicas nocivas y, además, ayudarán a desarrollar programas de prevención y actuaciones de salud pública para reducir nuestra exposición diaria”. 



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