Los ultra procesados incrementan el riesgo de enfermedades inflamatorias gastrointestinales

Donuts, napolitanas, pizzas industriales, helados, bebidas energéticas…. Estos son algunos alimentos por los que muchas personas pierden la cabeza y también la salud. Un grupo de investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de fisiopatología de la obesidad y nutrición (CIBEROBN), ha comprobado que el alto consumo de alimentos ultra procesados (aquellos compuestos por múltiples ingredientes y desarrollados de modo industrial) se asocia a una mayor abundancia de bacterias en el intestino que genera enfermedades inflamatorias gastrointestinales. 

Los alimentos ultra procesados están relacionados con múltiples problemas para la salud ya que conllevan, entre muchas cosas, un consumo excesivo de azúcares, sal y grasas saturadas. Todo ello se relaciona con el sobrepeso, la obesidad, la diabetes y el colesterol alto, pero ahora, además, “este trabajo ha revelado que determinadas bacterias del intestino humano relacionadas con los trastornos gastrointestinales se asocian a un mayor consumo de alimentos ultra procesados”, explica Jordi Salas, investigador principal del CIBEROBN. 

Un estudio pionero

Esta investigación, publicada en la revista científica Frontiers in Nutrition, se ha llevado a cabo analizando a 641 personas de edad avanzada de la zona mediterránea con alto riesgo cardiovascular. Los participantes se clasificaron en tres categorías, según su consumo de alimentos ultra procesados (bajo, medio y alto) y, posteriormente, se recogieron, procesaron y analizaron muestras fecales de estas personas para obtener información sobre la composición de su microbiota. 

Los investigadores comprobaron que los participantes con un alto consumo de alimentos ultra procesados mostraron una mayor abundancia de bacterias relacionadas con enfermedades gastrointestinales. Esto sugiere que la dieta y el estado nutricional son determinantes importantes en la salud humana a través del cambio de la composición de la microbiota intestinal. 

Detectar los patrones dietéticos poco saludables relacionados con la microbiota pueden ser esenciales para entender los mecanismos de diversas enfermedades y para el diseño de nuevas vías de prevención. 

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