Por Juan García
24 de julio de 2025En nuestro material genético se esconden las claves para entender la evolución humana y, también, para identificar en las variaciones genéticas entre individuos la diana terapéutica capaz de ofrecer remedios personalizados a través de la medicina de precisión. De hecho, de acuerdo con el doctor Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable, “las variaciones genéticas ocultas son el lado misterioso de nuestro ADN, zonas del genoma que han pasado desapercibidas durante años debido a limitaciones tecnológicas”.
Desentrañar los mecanismos y la estructura que rigen el genoma humano es, por tanto, un crucial y mayúsculo reto que ha alcanzado un nuevo hito gracias a la publicación de dos artículos en la revista Nature que han analizado los genomas de 1.019 personas procedentes de 26 poblaciones de los cinco continentes.
Estos artículos se basan en el trabajo de un equipo internacional de investigadores, con participación española de Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona, que han ampliado el catálogo de variaciones genéticas a través de una relectura del genoma humano. Así, han llegado a "lo que puede ser la visión general más completa del genoma humano hasta ahora", descubriendo que este material genético es mucho más variable entre poblaciones e individuos de lo que se pensaba.
Hasta ahora, el descifrado del genoma humano había permitido llegar a conseguir la primera versión del "pangenoma", un conjunto de genomas que recoge la variabilidad genética existente entre los seres humanos de distintas poblaciones. Ahora, esta nueva revisión ha identificado "un tesoro oculto de variación genética en estas poblaciones” según el coautor principal del estudio, Bernardo Rodríguez Martín.
Casi tres de cada cinco (59%) de las variantes descubiertas se dieron en menos del 1% de las personas, un nivel de rareza crucial para el diagnóstico de enfermedades genéticas porque puede ayudar a filtrar variaciones inofensivas de manera más efectiva. Y es que muchas enfermedades raras permanecen sin diagnóstico porque los métodos convencionales solo exploran una pequeña parte del genoma, centrada sobre todo en las regiones codificantes.
En declaraciones recogidas por el SMC, el investigador en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), Lluís Montoliu, apunta que estas dos publicaciones “muestran la complejidad adicional que tiene nuestro genoma, mucho más variable entre individuos de lo que nunca imaginamos. Y eso nos debería permitir diagnosticar genéticamente mejor a enfermos afectados por patologías o trastornos congénitos”. Montoliu explica, además, que la mayor parte de las variaciones genéticas se encuentran en las denominadas regiones intergénicas, es decir, los tramos de ADN que se encuentran entre los genes en el genoma. Este material se consideraba tradicionalmente "ADN basura" o no codificante, aunque se ha descubierto que juegan un papel muy relevante en la manera en la que pueden contener elementos como promotores, potenciadores y silenciadores que controlan la expresión génica.
En palabras de la catedrática de Genética de la Universitat de Barcelona, CIBERER, Gemma Marfany, este hallazgo supone “pasar de un mapa somero de nuestro genoma, centrado en grandes ciudades y pueblos, a completarlo a una escala menor, de gran precisión, con casas aisladas, ríos y montañas”. “Un mayor conocimiento de la estructura, variabilidad y dinámica de nuestro genoma en distintas poblaciones humanas permitirá comprender mejor nuestra evolución y adaptación a distintos ambientes”, añade a este respecto la investigadora.
Los hallazgos muestran que la combinación del enfoque del primer estudio, con muchos genomas secuenciados en una profundidad modesta, con el del segundo, de unos pocos genomas secuenciados con gran detalle, es el camino más rápido hacia un mapa completo e inclusivo de la diversidad genética humana.
“Estos dos artículos demuestran que la mayor parte de nuestra diversidad genética está determinada por variantes ocultas”, concluye el doctor Gargantilla.