Por Clara Arrabal
3 de septiembre de 2025En el marco del Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) celebrado en Madrid, el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) publicó los resultados de un ensayo clínico internacional denominado REBOOT que muestra que el tratamiento de betabloqueantes para el infarto de miocardio no aporta beneficios en el paciente. Esto, como han afirmado sus autores, podría suponer “un cambio de paradigma en el tratamiento de la patología”, ya que la aplicación de estos fármacos es una práctica médica vigente desde hace más de 40 años.
El informe, que “ha suscitado gran interés social” según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, “debe interpretarse con cautela y prudencia” ya que “un único estudio, aunque sea amplio y de calidad, no invalida años de experiencia clínica”, como ha afirmado en un comunicado Semergen. Por ello, el colectivo propone contrastar este estudio con “otros ensayos, con la evidencia acumulada a lo largo de los años y con la seguridad de cada paciente”.
“REBOOT va a cambiar el tratamiento de estos casos en todo el mundo, ya que hasta ahora más de un 80% de los pacientes con infarto de miocardio no complicado son dados de alta con tratamiento con betabloqueantes”, afirmaba el doctor Borja Ibáñez, investigador principal del estudio y director científico del CNIC. Y es que este informe ha demostrado que dichos fármacos no presentan beneficios clínicos en los casos de infarto de miocardio no complicado, es decir, en los pacientes que mantienen la función contráctil del corazón intacta.
Este estudio ha tenido un seguimiento de cuatro años y ha incluido a más de 100 hospitales de diferentes países, así como a 8.505 pacientes que fueron asignados aleatoriamente a recibir o no betabloqueantes tras el alta hospitalaria.
Ante los resultados de REBOOT, Semergen ha considerado relevante destacar que, “aunque este ensayo aporta información útil y podría suponer una mejora sobre el uso de los fármacos betabloqueantes tras el infarto agudo de miocardio, no modifica las recomendaciones sobre su uso en pacientes con una fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) reducida (menor o igual al 40%)”, pues su uso está bien establecido por las guías y diferentes estudios.
Para Semergen “es importante contextualizar sus resultados, ya que se centra en un grupo concreto de pacientes: personas con infarto de miocardio no complicado, sin antecedentes de insuficiencia cardíaca y con una FEVI mayoritariamente preservada”. Por otro lado, advierte de la importancia de trasladar la evidencia científica sin generar alarma ni confusión en la población general, subrayando que las conclusiones de un estudio en ningún caso implican la suspensión inmediata o indiscriminada de un tratamiento.
“Es importante promover una comunicación responsable en temas de salud. Los medios de información general deben jugar un papel fundamental en la transmisión de mensajes claros y equilibrados, y evitar generar inquietud innecesaria entre los pacientes, que tras recibir ciertos mensajes en medios de comunicación suelen acudir de manera alarmada a los centros sanitarios”, ha afirmado Semergen.
Por otro lado, ha destacado el importante papel que siguen jugando los betabloqueantes, explicando que “continúan siendo esenciales y parte del tratamiento estándar en pacientes con insuficiencia cardíaca con FEVI reducida, angina, fibrilación auricular, infarto de miocardio con complicaciones y determinadas situaciones de hipertensión arterial con frecuencia cardíaca elevada”.
En este sentido, también recuerda que son los profesionales médicos de Atención Primaria u Hospitalaria quienes deciden individualmente cómo actuar ante cada paciente, y las sociedades científicas realizan propuestas para actualizar las recomendaciones de las guías clínicas internacionales. “Hasta que esto ocurra, los tratamientos que se siguen en la actualidad para el abordaje de las enfermedades cardiovasculares continúan siendo válidos y seguros”, reitera.
Por último, hace un llamamiento a los pacientes a no suspender la medicación por iniciativa propia, “ya que puede entrañar riesgos importantes”; y recuerda que los cambios de fármacos deben realizarse únicamente bajo indicación y tras la valoración individualizada del profesional médico,” en la que se consideren no solo el sexo del paciente sino todas las enfermedades concomitantes en el contexto de una historia clínica integral”.