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Investigadores españoles descubren los mecanismos que aumentan la agresividad del sarcoma de Ewing

Se trata de un tumor de huesos y tejidos blandos que se da en niños y jóvenes

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Investigadores españoles descubren los mecanismos que aumentan la agresividad del sarcoma de Ewing

Por Andrea Martín

2 de diciembre de 2024

El sarcoma de Ewing, un tumor óseo y de tejidos blandos que afecta principalmente a niños y jóvenes, sigue representando un desafío médico debido a su agresividad. Aunque se trata de un cáncer poco frecuente, con una incidencia de nueve a 10 casos por millón de habitantes al año, un 25% de los pacientes no responde a las terapias habituales y tiende a sufrir recidivas. 

Un reciente estudio liderado por Ana Losada, jefa del Grupo de Dinámica Cromosómica del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), ha identificado mecanismos que aumentan la agresividad del sarcoma de Ewing. Estos hallazgos, publicados en EMBO Reports, abren nuevas vías para el desarrollo de tratamientos al señalar posibles biomarcadores y dianas terapéuticas. 

Un cáncer impulsado por alteraciones genéticas 

El sarcoma de Ewing está causado por la fusión anormal de dos genes que generan un oncogén. Este, a su vez, activa genes que favorecen el desarrollo tumoral. Anteriormente se conocía que la ausencia de la proteína STAG2 amplifica los efectos nocivos del oncogén; sin embargo, este estudio revela que la pérdida de STAG2 también altera la expresión de otros genes, independientemente del oncogén, lo que incrementa la agresividad del tumor. “Cuando falta STAG2, no solo se potencia el efecto del oncogén, sino que también se producen cambios en la expresión de muchos otros genes, que vuelven al tumor más agresivo”, explica Ana Cuadrado, coautora del estudio. 

STAG2 forma parte de la cohesina, un complejo proteico esencial para la división celular y la correcta expresión genética. Este complejo actúa como un anillo que une los cromosomas durante la duplicación celular y, en otros momentos, forma lazos en el ADN para facilitar su correcta lectura. La pérdida de STAG2 afecta a este proceso, provocando pliegues anómalos en el ADN que dificultan la expresión de los genes. 

Según Losada, las células con defectos en STAG2 sobreviven, pero acumulan aberraciones que incrementan su agresividad. 

Implicaciones en la respuesta inmune y nuevos tratamientos 

Los investigadores destacan que la identificación de genes afectados por la falta de STAG2 podría conducir a avances en inmunoterapia. Por ejemplo, estudiar si los tumores sin STAG2 logran evadir mejor el sistema inmune permitiría desarrollar estrategias específicas para contrarrestar esta ventaja tumoral. 

Además, la pérdida de STAG2 también podría afectar a la estabilidad del genoma, lo que sugiere múltiples mecanismos que contribuyen al peor pronóstico de la enfermedad. “Es crucial investigar cada uno de estos mecanismos para ofrecer nuevas opciones terapéuticas a los pacientes afectados”, concluyen los autores. 

Este estudio representa un paso significativo en la comprensión del sarcoma de Ewing y abre esperanzas para el desarrollo de tratamientos más eficaces en el futuro. 



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