Por Gema Puerto
10 de marzo de 2023Cáncer de estómago, obesidad, osteoporosis, nefropatías. Detrás de estas enfermedades casi siempre hay una alta ingesta de sodio, o lo que es lo mismo, un exceso de consumo de sal.
Un informe, el primero de este tipo, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la reducción de la ingesta de sal (Global report on sodium intake reduction) demuestra que el sodio, pese a ser un nutriente esencial, incrementa el riesgo de cardiopatías como los accidentes cerebrovasculares y de muerte prematura cuando se toma en exceso.
La fuente principal de sodio es, según los expertos, la sal de mesa (cloruro de sodio), pero otros condimentos, como el glutamato de sodio, también lo contienen.
Como queda demostrado en este estudio, estamos lejos de lograr la meta mundial de reducir la ingesta de sodio en un 30% para 2025. Sobre todo, porque solo el 5% de los estados están protegidos por políticas obligatorias e integrales de reducción de sodio mientras que el 73% de los países no aplican plenamente dichas políticas. Se estima que la introducción de este tipo de políticas por parte de los gobiernos podría salvar la vida de unos siete millones de personas de aquí a 2030. “La alimentación malsana es una de las principales causas de muerte y enfermedad a nivel mundial, y la ingesta excesiva de sodio es culpable en gran medida”, ha señalado el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. “Este informe deja patente que la mayoría de los países todavía no han adoptado ninguna política obligatoria de reducción de sodio, por lo que sus poblaciones corren riesgo de sufrir infartos, accidentes cerebrovasculares y otros problemas de salud.
Para reducir el sodio se requiere un enfoque integral que incluye la adopción de políticas obligatorias para prevenir enfermedades. Se trata de las siguientes:
· Reformular los alimentos para que contengan menos sal y establecer metas sobre la cantidad de sodio en los alimentos y las porciones.
· Establecer políticas públicas de compra de alimentos para limitar los alimentos ricos en sal o sodio en instituciones públicas como hospitales, escuelas, lugares de trabajo y hogares de ancianos.
· Introducir el etiquetado frontal en los envases que ayude a los consumidores a seleccionar productos con bajo contenido en sodio.
· Realizar campañas de comunicación y en los medios de difusión que insten a un cambio de comportamiento para reducir el consumo de sal y sodio.
Como parte del informe, la OMS ha elaborado para los estados miembros un mapa de puntuación por país para el sodio, en función del tipo y número de políticas de reducción de sodio aplicadas.
“Lo países deben trabajar urgentemente para instaurar políticas obligatorias audaces de reducción de sodio dirigidas por los gobiernos a fin de lograr la meta mundial de reducir el consumo de sal para 2025”, declaró el doctor Tom Frieden, Presidente y Director Ejecutivo de Resolve to Save Lives, una organización sin fines de lucro que colabora con los países para prevenir 100 millones de muertes por enfermedades cardiovasculares en un intervalo de 30 años. “Existen medidas de reconocida eficacia e innovaciones importantes, como sales bajas en sodio, que los gobiernos pueden aplicar. Es necesario tomar medidas, ya mismo, o serán muchas más las personas que tendrán infartos y accidentes cerebrovasculares discapacitantes o mortales que podrían haberse evitado”.
La ingesta media mundial de sal se estima en 10,8 gramos al día, más del doble de lo recomendado por la OMS, esto es, menos de 5 gramos de sal al día (una cucharadita). Tomar demasiada sal es el principal factor de riesgo de muerte vinculada a los alimentos y la nutrición. Se dispone cada vez de más datos que documentan los vínculos entre una alta ingesta de sodio y un mayor riesgo de sufrir otras afecciones de salud como cáncer de estómago, obesidad, osteoporosis y nefropatías.
La OMS hace un llamamiento a los Estados Miembros para que apliquen sin demora políticas de reducción de la ingesta de sodio y mitiguen los efectos nocivos del consumo excesivo de sal.