Por Andrea Martín
3 de febrero de 2025Investigadores de la Universidad de Washington y la Universidad de Pittsburgh han revelado que el acto de rascarse, aunque suele asociarse con efectos negativos en la piel, también puede desempeñar un papel en la defensa inmunitaria. Su estudio, publicado en la revista Science, demuestra que rascarse puede agravar la inflamación cutánea, pero al mismo tiempo, reforzar las defensas del organismo contra infecciones bacterianas.
El picor es una sensación natural que desencadena el acto de rascarse, lo que en muchos casos puede generar un "ciclo de picor-rascado" que agrava la inflamación y las lesiones cutáneas. Este proceso es común en afecciones como la dermatitis y las picaduras de insectos, donde el rascado constante puede empeorar la condición de la piel.
Sin embargo, a diferencia del dolor, que provoca una respuesta de evitación, rascarse puede generar placer. Este hecho sugiere que podría haber un beneficio adaptativo en este comportamiento, aunque los mecanismos que explican esta dualidad no estaban completamente comprendidos hasta ahora.
Para investigar este fenómeno, los científicos utilizaron modelos de ratones con síntomas similares al eczema. Compararon la respuesta de aquellos que podían sentir picor con la de los que no, debido a la ausencia de una neurona específica. Sus hallazgos mostraron que el rascado activa las neuronas del dolor que liberan una sustancia llamada P (SP), la cual estimula la inflamación atrayendo células inmunitarias como los neutrófilos.
Aunque esta inflamación puede ser perjudicial en enfermedades crónicas como la dermatitis, los investigadores descubrieron que rascarse también puede ayudar a reducir la presencia de bacterias en la piel, en particular el Staphylococcus aureus, un patógeno asociado con infecciones cutáneas graves. Además, el rascado podría influir en el microbioma de la piel, evitando desequilibrios en la flora cutánea.
Los científicos sugieren que este descubrimiento podría abrir nuevas vías para el tratamiento de enfermedades inflamatorias de la piel, como la rosácea y la urticaria. Actualmente, están explorando terapias dirigidas a los receptores de los mastocitos, las células inmunitarias involucradas en la inflamación desencadenada por el rascado. "El hallazgo de que rascarse mejora la defensa contra Staphylococcus aureus sugiere que podría ser beneficioso en ciertos contextos", explicó Daniel Kaplan, uno de los investigadores principales del estudio. "Sin embargo, el daño que provoca en la piel probablemente supera este beneficio cuando el picor es crónico".
Así, esta investigación resuelve la paradoja de rascarse como un proceso perjudicial y, al mismo tiempo, una adaptación evolutiva beneficiosa. Mientras tanto, los especialistas recomiendan mantener una buena salud cutánea para evitar caer en el ciclo del picor-rascado y sus efectos adversos.