Descubren el motivo por el que sentimos picor y cómo eliminarlo

A pesar de que rascarse puede ser un alivio ante un picor ocasional, cuando este se sale de control puede convertirse en un problema grave de salud. Algunas personas que sufren ciertas alergias o eccemas en la piel ven alterada su calidad de vida debido a la necesidad que sienten de rascarse constantemente, llegando incluso a provocarse heridas.

Un  equipo de investigadores de la Universidad de California-San Francisco (UCSF), en EE. UU, ha hallado las causas que provocan estos picores, acercándose a encontrar una solución para transformar la forma en la que los médicos tratan estas afecciones.

El estudio, publicado en la revista “Science Immunology”, ha descubierto un circuito de retroalimentación centrado en una proteína, llamada IL-31, que estimula las neuronas sensoriales provocando la necesidad de picar y reducir la inflamación cercana. Estudios anteriores sugirieron que la IL-31 provocaba la picazón y promovía la inflamación de la piel. Pero el equipo de la UCSF ha descubierto que las neuronas que responden a esta proteína, provocando la necesidad de rascarse, también evitan que las células inmunes reaccionen exageradamente y causen una irritación más generalizada. "Tendemos a pensar que las proteínas inmunes como la IL-31 ayudan a las células a comunicarse entre sí, pero cuando la IL-31 habla con las neuronas, las neuronas responden", explica Marlys Fassett, profesora de dermatología de UCSF y autora principal del estudio. "Es la primera vez que hemos visto al sistema nervioso reprimir directamente una respuesta alérgica".

La investigación se realizó en ratones, a los que se eliminó la proteína, y expuso a los roedores a ácaros de polvo doméstico, un alérgeno común que produce picazón. "Queríamos imitar lo que realmente estaba sucediendo en las personas que están expuestas crónicamente a alérgenos ambientales", explica Fassett. "Como esperábamos, los ácaros del polvo no causaron picazón en ausencia de IL-31, pero nos sorprendió ver que la inflamación aumentó". Observaron que un conjunto de células inmunitarias había entrado en acción en ausencia de la proteína. “Sin IL-31, el cuerpo estaba librando ciegamente una guerra inmunológica”. Por ello, tras observar la alteración de las células inmunitarias, se centraron en las células nerviosas de la piel que recibían la señal de esta proteína y vieron que estas eran capaces de controlar esa respuesta inmunológica. En definitiva, habrían dado con la clave para calmar el picor sin producir una inflamación exagerada posteriormente.

No solo alivia el picor

Los hallazgos de esta investigación corroboraban los resultados que producía el fármaco nemolizumab, un medicamento utilizado por los médicos que bloqueaba la IL-31 y “rompe” con la necesidad de rascarse. "Cuando se administra un medicamento que bloquea el receptor de IL-31 en todo el cuerpo, se cambia ese sistema de retroalimentación, lo que libera los frenos de las reacciones alérgicas en todas partes". A pesar de ello, los pacientes tratados con este medicamento descubrieron que a veces aparecían otras irritaciones de la piel e incluso inflamación en los pulmones.

Por ello, esta investigación podría cambiar la forma en que se tratan el asma, la enfermedad de Crohn y otras enfermedades inflamatorias, debido a la presencia de IL-31 en todo el cuerpo. "La IL-31 causa picazón en la piel, pero también en los pulmones y en el intestino", comenta Mark Ansel, profesor de inmunología de UCSF y autor del estudio. "Ahora tenemos una nueva ventaja para combatir muchas enfermedades que afectan tanto al sistema inmunológico como al nervioso".

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