¿Por qué tosemos en los conciertos de música clásica?

Pongámonos en situación. Una sala iluminada por la luz de las velas, los músicos entregados a la interpretación tejiendo un tapiz sonoro que envuelve el auditorio, cuando de repente un murmullo de toses -una aquí, otra allá- destrozan la pureza del sonido.

Y es que asistir a un concierto de música clásica es formar parte de un lienzo sonoro, en donde los instrumentistas nos dibujan un paisaje emocional que puede ser interrumpido por pequeñas agujas sonoras.

Los mismos decibelios que un violín 

La música clásica es un arte que demanda una quietud y una atención profunda. Los conciertos ofrecen experiencias emocionantes, donde cada nota y cada matiz son parte de una narrativa musical cuidadosamente elaborada.

Los músicos se esfuerzan por mantener la concentración y ofrecer una interpretación impecable, por ese motivo cualquier sonido que se produzca en la sala puede desconcertarlos y desviar su atención.

Precisamente por eso la tos puede ser disruptiva, tanto para la orquesta como para el público que obstaculizan la fluidez de la música. Si nos fijamos en el número de decibelios, el sonido de un violín se encuentra entre los 84 y los 103, mientras que el de la tos leve o suave está entre 60 y 100.

En el año 2019 el violonchelista franco-estadounidense Yo-Yo Ma detuvo un recital de Bach Cello Suites en Mumbai para solicitar cortésmente a los asistentes que abandonaran la sala si iban a toser, para a continuación dirigir a la audiencia un ejercicio de carraspeo colectivo antes de continuar.

Más frecuente de lo que cabría esperar

Ahora bien ¿qué motiva que tosamos? Unas veces es provocada por una irritación en la garganta, en otras por una reacción alérgica, mientras que en algunos casos puede ser un reflejo involuntario. Es más, el intento de reprimir la tos puede ser, incluso, más incómoda para todos.

Pero ¿tosemos más en los conciertos de lo que cabría esperar? Para responder a esta pregunta el economista alemán Andreas Wagener, del Instituto de Política Social de la Universidad Leibniz (Alemania), publicó en el año 2012 un artículo titulado: “¿Por qué la gente (no) tose en los conciertos?” en donde planteaba que los asistentes durante el concierto tosen a propósito.

Estas afirmaciones se basaban en un exhaustivo análisis estadístico. Si cada persona tiene, por término medio, 16 toses diarias, eso significa que tose 0,0555 veces cada cinco minutos. Por ese motivo la probabilidad de que un individuo tosa durante un intervalo de cinco minutos es de 0,05404.

Si ponemos el foco ahora en un concierto. En una sala pequeña con una capacidad para 200 personas, la posibilidad teórica de que alguien tosa es el 0.0015%. Sin embargo, cuando se analiza lo que sucede en la realidad, el promedio de toses individuales en un concierto es de 0.025 veces por minuto, es decir, prácticamente el doble del promedio general.

Otro aspecto verdaderamente llamativo es que la tos no se produce por igual durante toda la interpretación, se ha comprobado que estadísticamente aumenta en los pasajes más complicados de la interpretación y durante los movimientos más lentos.

Wagrner también observó que cuanto más grande es el número de asistentes mayor número de toses hay por persona, que es más probable que tosamos si oímos toser a otros y que la probabilidad se incrementa cuanto más cercanos estemos de la persona que tose.

En conclusión, la tos de los asistentes a un concierto de música clásica sigue un patrón psicológico y es más frecuente de lo que cabría esperarse.

 

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