Por Juan García
5 de febrero de 2025La creciente producción y uso de plástico es una realidad a la que no es ajena nuestro organismo. La exposición a estas sustancias deja en nuestros órganos concentraciones de pequeñas partículas de este material (micro y nanoplásticos) que, según revela un estudio publicado en la revista Nature Medicine, se da de forma “sustancialmente más alta” en el cerebro que en otros órganos.
Esta es la principal conclusión de un equipo multidisciplinar de investigadores de EE. UU. que analizó la presencia de estas sustancias contaminantes en varias decenas de cadáveres. La concentración de estos microplásticos en los órganos son principalmente polietileno, con concentraciones menores pero “significativas” de otros polímeros. Los tejidos cerebrales albergan mayores proporciones de polietileno en comparación con la composición de los plásticos en el hígado o el riñón.
Los investigadores destacan que sus resultados “resaltan la necesidad crítica de comprender mejor las vías de exposición, absorción y eliminación” de estos plásticos en tejidos humanos. Lo que la evidencia no alcanza a demostrar es cómo afecta su presencia a la salud de las personas, particularmente en el cerebro. Por ello, la directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), Ethel Eljarrat, apunta a la necesidad de “focalizar los futuros estudios en los posibles efectos que pueden causar los aditivos químicos asociados” a estos materiales.
Otro resultado llamativo es la mayor presencia de estos plásticos en personas con demencia, aunque los autores de la investigación reconocen que no se puede establecer una causalidad entre ambos fenómenos. Eljarrat destaca otro dato revelador del estudio, como es que la presencia de estas sustancias en el cuerpo aumenta “de manera exponencial” con el tiempo. “No es de extrañar, pues los datos de producción mundial de plástico crecen también año tras año, lo que conlleva un incremento de la contaminación por plástico de nuestros ecosistemas y, por consiguiente, un incremento de la exposición humana a micro y nanoplásticos”.
Es por esto que Eljarrat considera que “datos como los aquí presentados ponen de manifiesto la necesidad de alcanzar de manera urgente acuerdos internacionales para lograr poner un tope a la producción de plástico”.
El estudio también refleja las tendencias temporales, mostrando que los niveles de microplásticos (MPs) y nanoplásticos (NPs) en muestras humanas aumentan de manera exponencial con el tiempo.
No está claro hasta qué punto los MNP causan daño o toxicidad humana, aunque estudios recientes asociaron la presencia de MNP en ateromas carotídeos con un aumento de la inflamación y el riesgo de futuros eventos cardiovasculares adversos.