logo_medicina
Síguenos

Las personas concebidas en meses fríos tienen menor riesgo de obesidad, según un estudio

Una de las hipótesis más sólidas se centra en la exposición materna a la vitamina D durante el embarazo.

Compartir
Las personas concebidas en meses fríos tienen menor riesgo de obesidad, según un estudio
Foto de Pixabay

Por Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable

8 de abril de 2025

La evidencia científica, aunque todavía en pañales, sugiere una conexión fascinante entre la época del año en la que los padres conciben a su hijo y la probabilidad de que, décadas después, su báscula sonría de una forma más o menos amigable.

Varios estudios, con diferentes poblaciones y metodologías, han apuntado a una tendencia intrigante: los individuos concebidos durante los meses de invierno (aproximadamente entre diciembre y marzo en el hemisferio norte) parecen tener una menor predisposición a desarrollar obesidad en comparación con aquellos concebidos en otras estaciones.

Desentrañando el misterio: posibles culpables 

Aunque la ciencia aún está desgranando los mecanismos exactos detrás de esta curiosa asociación, varias teorías basadas en la evidencia disponible intentan arrojar luz sobre este “efecto estación”. 

Una de las hipótesis más sólidas se centra en la exposición materna a la vitamina D durante el embarazo. Los meses de invierno en muchas partes del mundo se caracterizan por una menor intensidad y duración de la luz solar, la principal fuente natural de vitamina D para los humanos.

Pues bien, esta vitamina liposoluble juega un papel crucial en una miríada de procesos biológicos, incluyendo el metabolismo de la glucosa, la función inmunológica y el desarrollo del tejido adiposo.

Algunos estudios sugieren que niveles adecuados de vitamina D durante el embarazo podrían influir en el desarrollo del feto de maneras que favorezcan un metabolismo más eficiente y una menor acumulación de grasa en etapas posteriores de la vida. 

Los bebés concebidos en invierno, cuyas madres probablemente pasaron el primer trimestre (un periodo crítico para el desarrollo fetal) durante los meses de primavera y principios de verano, podrían haber estado expuestos a mayores niveles de luz solar y, por ende, haber tenido una mejor dotación de vitamina D en sus etapas tempranas de desarrollo.

Por el contrario, los bebés concebidos en verano podrían haber pasado su primer trimestre durante el otoño e invierno, con una menor exposición materna al sol y, potencialmente, niveles más bajos de vitamina D durante un periodo crucial de su desarrollo.

Otra pieza del rompecabezas podría residir en los cambios en la dieta materna a lo largo de las estaciones. Las mujeres embarazadas en invierno podrían tener patrones alimenticios diferentes a las que lo están en verano.

Por ejemplo, durante los meses más fríos, podría haber una mayor tendencia al consumo de alimentos más calóricos y ricos en grasas para combatir el frío. Sin embargo, el primer trimestre de un embarazo concebido en invierno coincidiría con la primavera y el inicio del verano, una época donde la disponibilidad de frutas y verduras frescas suele ser mayor, lo que podría influir positivamente en la nutrición materna y, por ende, en el desarrollo fetal.

Una teoría más novedosa y fascinante involucra el tejido adiposo marrón, también conocido como “grasa buena”. A diferencia del tejido adiposo blanco, encargado de almacenar energía, el tejido adiposo marrón quema calorías para generar calor corporal.

Investigaciones recientes sugieren que la exposición al frío en las primeras etapas de la vida podría estimular el desarrollo y la actividad del tejido adiposo marrón. Los bebés concebidos en invierno podrían haber experimentado temperaturas más bajas durante sus primeros meses de vida, lo que podría haber "activado" sus reservas de ese tejido adiposo de manera más eficiente.

Por último, aunque la evidencia directa es limitada, algunas investigaciones sugieren que las infecciones maternas durante el embarazo podrían tener efectos a largo plazo en el desarrollo metabólico del feto. La concepción en diferentes épocas del año podría exponer a las madres a diferentes perfiles de patógenos, lo que, teóricamente, podría influir en el riesgo de obesidad de sus futuros hijos.

A pesar de todo, hay que ser extremadamente cuidadosos con estas hipótesis. La investigación en este campo aún se encuentra en sus primeras etapas. Se necesitan estudios más amplios, con diseños metodológicos rigurosos y que controlen una amplia gama de factores de confusión, para confirmar esta asociación estacional y desentrañar los mecanismos biológicos subyacentes.



Te puede interesar
empresas-cultura
¡Empresas en la cultura!
agrupacion-territorial-sedisa-madrid-junta-directiva
La Agrupación Territorial de SEDISA en Madrid renueva su Junta Directiva
aniversario-medicina-responsable
I Aniversario de Medicina Responsable, en imágenes