Por Medicina Responsable
14 de agosto de 2024Las generaciones de los llamados “nativos digitales” se han criado en un mundo acostumbrado a la inmediatez. El tenerlo todo y al alcance de un solo clic tiene una serie de consecuencias que afectan al carácter y la salud mental de los más pequeños. A propósito de estas cuestiones, un estudio canadiense publicado en la revista JAMA Pediatrics, ha concluido que el uso de tabletas por parte de los niños contribuye a los arrebatos de ira y frustración en edades de 3,5 a 5,5 años.
Esta propensión a las rabietas y pataletas, según apuntan desde el estudio, “socava su capacidad para manejar eficazmente las emociones durante las rutinas diarias”. Además, los autores detectaron un círculo vicioso entre el uso de las tabletas y la aparición de episodios de ira, de forma que un mayor uso de estos dispositivos condujo a más rabietas y estas, a su vez, a más tiempo frente a la pantalla.
En este estudio, el uso de tabletas por parte de los niños a los 3,5 años se asoció con más expresiones de enojo y frustración a los 4,5 años. La propensión de los niños a la ira o frustración a los 4,5 años se asoció con un mayor uso de tabletas a los 5,5 años. “Estos resultados sugieren que el uso de tabletas en la primera infancia puede contribuir a un ciclo perjudicial para la regulación emocional”, apuntan los investigadores.
Otra conclusión general fue que los niños incrementaron progresivamente su tiempo de uso a medida que fueron creciendo. De este modo, pasaron un promedio de 6,5 horas por semana (0,92 horas por día) usando tabletas en T1 (edad 3,5 años), 6,7 horas por semana (0,95 horas por día) usando tabletas en T2 (edad 4,5 años) y 7,0 horas por semana (1 hora por día) usando tabletas en T3 (edad 5,5 años).
Para llegar a estas conclusiones, el equipo investigador realizó encuestas a los progenitores de 315 niños a lo largo de tres años en Canadá, 171 niños y 144 niñas. Entre los padres encuestados se detectó la tendencia a dejar a los niños emplear estos dispositivos con frecuencia para mantenerlos ocupados mientras sus padres completan tareas y quehaceres diarios.
Con estos resultados, el estudio sugiere que el uso de tabletas puede ser con frecuencia una actividad solitaria y que dificulte el desarrollo de estrategias de regulación emocional. Otros estudios recientes han apuntado que el uso de dispositivos electrónicos por parte de los menores entorpece y reduce la comunicación entre padres e hijos.
Además, este estudio ha destacado que los niños que expresan más ira pueden llegar a generar más estrategias digitales para moderar los arrebatos. El uso de pantallas por parte de los padres para calmar a un niño o para ayudar a regular el comportamiento y las emociones se ha observado anteriormente en niños pequeños y preescolares.
Los expertos han señalado que investigaciones futuras deberían considerar la calidad del contenido que los niños ven en las tabletas y la naturaleza de las interacciones de los niños con las pantallas. Esto ayudaría a observar las diferencias entre un uso activo de las tabletas (es decir, lectura en libros electrónicos) y pasivo (visualización de vídeos en YouTube). También han aclarado que existen aplicaciones y programas que pueden ofrecer apoyo en el desarrollo de habilidades de regulación emocional.