Por Andrea Rivero
24 de octubre de 2023¿Leer en el coche? ¿Ir sentado en sentido contrario de la marcha? ¿Viajar en barco? Estas actividades no parecen tener nada en común, sin embargo, todas ellas pueden producir que nos mareemos. Esta desagradable sensación se produce cuando no cuadran las informaciones que llegan al cerebro de la vista, el oído y el sistema osteomuscular. Así, por ejemplo, cuando estamos en el camarote de un barco nuestro oído interno puede detectar el movimiento que provocan las olas, pero nuestros ojos no lo están viendo.
El origen de esta sensación no era conocido. Hasta ahora. Un equipo del grupo de Investigación en Neuropatología Mitocondrial de la Universidad Autónoma de Barcelona ha identificado cuáles son las neuronas que provocan estos mareos. El estudio se ha publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Los investigadores han analizado las células de unas zonas del tronco encefálico, llamadas núcleos vestibulares, en ratones sometidos a giros cortos y repetidos, demostrando la importancia de las neuronas que expresan la proteína VGLUT2 en el mareo. Estas son necesarias para los efectos de mareo provocados por rotación, como la disminución del apetitito, la temperatura corporal más baja, la reducción del movimiento y la evitación condicionada del gusto, es decir, la aversión a un gusto introducido cuando se les hace girar. Además, también pudieron comprobar que el bloqueo de estas neuronas por quimiogenética (moléculas especialmente diseñadas para interaccionar con estas células) impide el mareo en los ratones sometidos a rotación, así como que su activación mediante un haz de luz (optogenética) en ratones quietos reproduce los mismos síntomas de mareo que cuando se les somete a rotación.
Más específicamente, identificaron un subgrupo de neuronas VGLUT2 que expresan el gen de la colecistoquinina (neuronas-CCK) como responsables de los efectos del mareo. Además, observaron que estas envían señales a una zona del cerebro llamada núcleo parabraquial, encargada de generar sensaciones desagradables. Según explica Elisenda Sanz, autora del estudio, “los ratones a los que administramos un fármaco bloqueador del receptor CCK-A presentan una menor activación del núcleo parabraquial y tienen menos síntomas de mareo".
Los medicamentos habituales contra el mareo se dirigen al sistema histaminérgico, por lo que provocan somnolencia. Sin embargo, tal y como indica Albert Quintana, coordinador del estudio, “los fármacos bloqueadores del receptor CCK-A, que ya están aprobados por las asociaciones de medicamentos norteamericana y europea (FDA y EMA) como tratamiento para problemas gástricos, son seguros y no tienen ese efecto indeseado, por lo que serían una excelente opción para tratar el mareo”.
Ahora, los investigadores quieren definir la contribución de estas neuronas a otras situaciones que pueden causar mareo para avanzar en la aprobación de estos medicamentos como nueva terapia para este problema.