Por Andrea Rivero
2 de agosto de 2023La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la muerte materna como el fallecimiento de una mujer mientras está embarazada o dentro de los 42 días siguientes a la terminación del embarazo, debido a cualquier causa relacionada con el embarazo o agravada por el mismo o su atención. En España, según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021 hubo 3,26 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos. Sin embargo, el Registro Español de Morbimortalidad Materna y Perinatal, realizado por el Grupo Español de Seguridad Obstétrica (GESO), muestra que las cifras de mortalidad materna en nuestro país fueron de 13,76 por cada 100.000 nacidos vivos ese año, cuatro veces más que los datos oficiales.
Este desfase de cifras está relacionado, por un lado, con una infraestimación en el dato oficial, y por otro, por las muertes por Covid de las embarazadas durante 2021, que no se contabilizaron como muertes maternas en nuestro país. De acuerdo con el ginecólogo Óscar Martínez, presidente del GESO, “desde hace años se sabe que las cifras de mortalidad materna en el INE están infraestimadas y hay dos estudios españoles publicados que lo avalan. En uno hablan de un 38% de desface y en el otro trabajo hablan de un 48%”.
Este aumento de muertes por esta causa no ha sido sólo en España. En el año 2021, todos los países que llevan un registro de mortalidad materna, notificaron un aumento de estas muertes como consecuencia de la Covid-19, menos nuestro país que no contabiliza estas defunciones como mortalidad materna. “En España, en caso de muerte por Covid-19, es una mortalidad indirecta, pero en el resto de países se mide como muerte materna. Por ejemplo, en Estados Unidos estiman un 50% más de mortalidad materna como consecuencia de la pandemia”, añade el doctor Martínez.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron datos de 60 hospitales y un total de 110.949 partos, cerca del 33% de los 337.380 nacimientos que hubo en 2021, siendo la edad mínima de la madre de 22 años.
De acuerdo con el doctor Martínez, el Ministerio de Sanidad recoge los datos de estas muertes que le proporcionan las comunidades autónomas, que a su vez han sido informadas por los hospitales, y es aquí donde muchas veces se produce la infraestimación. “Estos datos se miden muy mal, sobre todo, la mortalidad indirecta. La mortalidad materna se mide hasta 42 días después del parto y si alguien se muere en un hospital diferente a donde ha dado a luz por una causa relacionada con el embarazo, como un tromboembolismo pulmonar, en el día 22, pese a que es mortalidad materna de libro, no se contabiliza como tal en el centro donde ha fallecido”.
Este problema de determinación de la causa de muerte y de recogida de datos podría tener su solución si miramos a los modelos europeos. Según el presidente del GESO, “hay que copiar los modelos europeos donde hay una entidad centralizada a nivel nacional que contabiliza todas las mortalidades maternas de una manera reglada, con unos criterios y unos análisis reglados. Además, esta entidad da unas recomendaciones claras, en función de las necesidades de cada país. Por ejemplo, si en Francia la principal causa de muerte directa es la hemorragia posparto, las recomendaciones irán encaminadas a ese problema”. En definitiva, , hay que unir todos los casos, tanto de la sanidad pública como de la privada, y ser mucho más “exquisito” en la comunicación de los casos, “pero eso es una cultura de seguridad y de registro que a nuestro país todavía le cuesta seguir”.
Otro problema derivado de esta falta de cultura de registro es que los datos que España aporta a la Organización Mundial de la Salud (OMS),“son tremendamente inexactos. Nosotros le damos la falsa seguridad de que tenemos una mortalidad materna como los países nórdicos, y no es así. Nosotros tampoco sabemos la que es exactamente, pero de las mejores de Europa no”, destaca el doctor Martínez.
Actualmente, el grupo de investigadores está recogiendo los datos de 2022, donde probablemente se vea una cifra más pequeña, dado el menor impacto de la pandemia. “Pensamos que sacando una pandemia de la ecuación habrá una reducción de mortalidad materna, eso sería lo lógico, pero no tenemos datos todavía que puedan confirmarlo”, concluye el ginecólogo.