Por Andrea Martín
11 de septiembre de 2024Un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) ha descubierto en muestras de aire tomadas a altitudes de hasta 3.000 metros sobre Japón que las bacterias y hongos viables pueden viajar a más de 2.000 kilómetros de distancia, en regiones enriquecidas con fertilizantes y pesticidas.
El análisis, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), ha identificado una gran variedad de microbios, algunos de ellos potencialmente patógenos para humanos, animales y plantas. Los patógenos pueden viajar por el aire, pero se sabe poco sobre la diversidad de microbios que pueden sobrevivir a grandes altitudes, donde las condiciones son duras. "Sabemos que por encima de un cierto punto en la troposfera (llamado capa límite planetaria), ciertos materiales pueden desplazarse largas distancias debido a que el aire en esta región está aislado de la superficie y hay menos fricción. Pero no sospechábamos que microorganismos viables pudieran estar allí también", ha explicado Xavier Rodó, investigador ICREA en ISGlobal.
La investigación, en la que también colaboró la Fundación Privada Daniel Bravo Andreu (FPDBA), encontró 305 géneros de bacterias y 266 de hongos. Entre los microbios detectados se hallan especies como Escherichia coli y Staphylococcus, algunas de las cuales mostraron resistencia a antibióticos, lo que plantea nuevos retos sobre la propagación de la resistencia antimicrobiana. "Nuestro estudio revela por primera vez una gran diversidad de microbios que se propagan por las corrientes de viento a miles de kilómetros de su origen por intensos túneles de viento que se forman a algunos kilómetros de altura en la troposfera", afirma Rodó. "Estos hallazgos representan un cambio de paradigma en nuestra comprensión de cómo la salud humana puede verse afectada por patógenos que prosperan en el ambiente, especialmente en el aire".
Aunque el estudio no demuestra una relación causal entre la presencia de patógenos humanos en los aerosoles y un efecto sobre la salud, sí subraya la necesidad de seguir explorando la propagación de distintos microbios patogénicos sobre grandes distancias.