Por Juan García
25 de enero de 2024La aplicación de tratamientos contra el cáncer, bien sea por quimioterapia u otros procedimientos, provocan la muerte de un gran número de células tumorales. Sin embargo, este proceso no elimina a todas las células, sino que deja a algunas en un estado “zombi” en el cual, aunque no se reproducen como ocurre con las cancerígenas, generan un entorno que propicia el crecimiento del tumor. Estas células son las llamadas senescentes, también conocidas como “zombis” por el estado en el que quedan tras exponerse al tratamiento. Un nuevo estudio publicado en la revista Nature Cancer desvela el mecanismo por el cual estas células generadas por los tratamientos terapéuticos sobreviven en el interior de los tumores.
El estudio, elaborado por el Instituto de Investigación Médica de Barcelona (IRB), ha descubierto cómo, tras la exposición al tratamiento, las células cancerígenas que pasan a ser senescentes activan una determinada proteína, la PD-L2, para generar una barrera frente al sistema inmune. De esta forma originan un entorno inhibidor que evita que los linfocitos accedan y actúen contra las células tumorales, favoreciendo el crecimiento del tumor y limitando la eficacia de la quimioterapia.
“Bloqueando PD-L2 hemos visto en modelos de ratón que la quimioterapia es más eficaz contra el cáncer. Esto abre la vía a considerar el uso de un potencial inhibidor de PD-L2 como adyuvante en el tratamiento de esta enfermedad”, explica el doctor Manuel Serrano, autor principal del estudio, que se ha llevado a cabo con líneas celulares y con modelos animales de investigación de cáncer de piel, páncreas y mama.
La senescencia celular es un proceso que se da de manera natural en el envejecimiento y que ha emergido como un fenómeno común en el contexto de las terapias contra el cáncer. La mayoría de las terapias oncológicas (como la quimioterapia o la radioterapia) actúan provocando múltiples daños celulares y, como consecuencia, originan células senescentes, particularmente en el interior del tumor.
Gracias a los hallazgos de este estudio el equipo científico continuará las investigaciones para determinar si la senescencia vinculada al envejecimiento del organismo también se correlaciona con niveles elevados de PD-L2. “Aunque hacen falta más experimentos para caracterizar el papel de esta molécula en distintos tumores humanos, este trabajo nos ha permitido ampliar nuestro conocimiento sobre el papel de PD-L2 y la interacción de las células senescentes con el sistema inmune”, explica José Alberto López, investigador postdoctoral y primer autor del trabajo.