Por Europa Press
26 de junio de 2025Un equipo investigador del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge, (Idibell) de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), ha generado por primera vez un trozo de tejido de miocardio mediante bioimpresión 3D que puede crecer y sobrevivir en un modelo animal.
Los investigadores han conseguido crear un parche con capas de biotinta y pequeños vasos sanguíneos que se integran con el sistema circulatorio del huésped, según han explicado ellos mismos en un encuentro con la prensa.
Hasta ahora, las opciones para pacientes de infarto agudo o insuficiencia cardiaca eran inyecciones, injertos o parches generados mediante cultivo en placa que no permitían recrear el miocardio en toda su complejidad, por lo que terminaban muriendo.
El líder del estudio, Ángel Raya, ha explicado que la nueva técnica desarrollada podría cambiar "radicalmente" las opciones terapéuticas en estos casos, con potencial para retrasar hasta 15-20 años la hipertrofia en el corazón.
Después de las pruebas en ratones, el próximo paso es tratar de implantar el parche en cerdos, algo que los investigadores esperan poder hacer el próximo septiembre en fase preclínica. Además, para llegar, potencialmente, a llevar la terapia al primer paciente, calculan que harían falta como mínimo cinco años más de estudio y colaboraciones con otras instituciones. De tener éxito e implantarse como práctica clínica habitual, un parche como el desarrollado podría implantarse del mismo modo que actualmente se realiza un bypass.
En el marco de la bioimpresión 3D, la investigación ha permitido perfeccionar la "receta" de la biotinta, que contiene gelatina, fibrinógeno, ácido hialurónico y transglutaminasa microbiana (mTG), a la que se añaden microfragmentos vasculares para crear la biotinta vascular, con la que se fabrican las capas externas del tejido.
Paralelamente se añaden cardiomiocitos para crear la biotinta muscular, que se usa para las capas intermedias, "las que realmente laten y darían funcionalidad al corazón", en palabras de la coprimera autora del estudio, Laura Casado.
Por su parte, Raya ha explicado que a partir del tejido generado podrían llegar a desarrollarse otro tipo de parches, gracias a la flexibilidad que ofrece la bioimpresión: "Si puedes hacer un cubo, puedes hacer cualquier cosa".
Los investigadores buscan también crear bancos de líneas de células madre pluripotentes inducidas (iPS), a partir de las cuales se pueden crear otros tipos de células como, en este caso, cardiomiocitos, que permitirían desarrollar parches compatibles con todo tipo de receptores.
El año pasado, el Idibell, junto al Banc de Sang i Teixits, ya pidió financiación para crear un banco español de iPS y publicó siete líneas de donantes universales, si bien estiman que se necesitarían 200 líneas para dar cobertura a la población europea.
A pesar de su trascendental avance, el equipo se encuentra actualmente en búsqueda de financiación, pues solicitaron unas ayudas del Instituto Europeo de Tecnología (EIT), pero se las denegaron. Raya ha aclarado que, por lo general, solo se financian el 10% de las solicitudes.
Por ello, han afirmado que necesitan una empresa "potente" que se encargue de la bioimpresión clínica, y que varios hospitales tienen interés en sacarlo adelante para probarlo. De momento se centrarían en un desarrollo académico: "La industria farmacéutica ha demostrado que no está interesada en desarrollos de riesgo", ha lamentado Raya.