Por Santiago Melo
1 de agosto de 2025La Fundación del Sueño Mónica Duart (FSMD), en colaboración con el Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia, ha presentado un estudio que muestra datos "preocupantes" sobre los efectos del consumo habitual de bebidas energéticas en la calidad del descanso, especialmente entre adolescentes. Los resultados evidencian una reducción significativa de las horas de sueño y alteraciones en los ciclos de descanso en quienes consumen estas bebidas de forma recurrente.
La investigación, realizada sobre un grupo de jóvenes de entre 12 y 16 años, revela que los consumidores habituales duermen una media de 7,44 horas por noche frente a las 8,13 horas de quienes no las toman. Además, se observó una mayor irregularidad en los horarios de descanso y más actividad nocturna en el sueño de los consumidores (15,72 frente a 9,8 en los no consumidores). Un 20% de ellos reportó síntomas como cefaleas y dificultades para conciliar el sueño.
Los expertos señalan que la cafeína y otros ingredientes estimulantes presentes en estas bebidas son los principales responsables de estos efectos. Su consumo en horas tardías de la tarde o la noche interfiere directamente en los procesos biológicos que regulan el sueño. La presidenta de la FSMD, Mónica Duart, subraya que "el sueño es un pilar crítico en el desarrollo neurológico de niños y adolescentes, y cualquier alteración en su calidad o cantidad puede derivar en problemas de atención, trastornos de conducta o mayor riesgo de enfermedades crónicas en la vida adulta".
El estudio también destaca otros datos relevantes: el 70% de los jóvenes que consumen bebidas energéticas han probado alcohol en alguna ocasión, frente al 30% del grupo que no las toma, y la percepción del riesgo es significativamente menor entre los consumidores. Un 60% considera que el impacto en la salud depende de la dosis, mientras que el 80% de los no consumidores las percibe como dañinas en general. Entre los motivos para iniciarse en el consumo destacan la curiosidad y la influencia social, más allá de la búsqueda de un rendimiento físico o cognitivo.
La preocupación por los efectos de estas bebidas ha abierto el debate sobre su regulación. Galicia ha sido la primera comunidad autónoma en aprobar un proyecto de ley que prohibirá su venta a menores de 18 años, equiparándolas al alcohol por su alto contenido en cafeína y otros estimulantes. La norma podría entrar en vigor antes de fin de año y otras regiones estudian sumarse a la iniciativa.