Por Andrea Martín
16 de enero de 2025La Listeria monocytogenes, una de las bacterias más peligrosas para la seguridad alimentaria, podría tener los días contados gracias a un nuevo sistema desarrollado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Este avance, logrado por investigadores del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA) y del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), permite eliminar hasta el 99,99% de las células de esta bacteria, causante de graves enfermedades.
El método, basado en una innovadora combinación de enzimas, es inocuo y no genera residuos peligrosos, lo que lo convierte en una solución sostenible para la industria alimentaria. A diferencia de los desinfectantes químicos tradicionales, que pueden ser nocivos y generar residuos tóxicos, este tratamiento aprovecha el efecto sinérgico entre dos enzimas: una endolisina derivada de bacteriófagos y una glucosa oxidasa de origen fúngico, modificada genéticamente.
Según los investigadores, la endolisina actúa degradando la pared celular de las bacterias, mientras que la glucosa oxidasa genera peróxido de hidrógeno, un compuesto letal para la Listeria monocytogenes. Juntas, estas enzimas logran un efecto antimicrobiano potente y eficiente, minimizando además los posibles efectos adversos en las propiedades de los alimentos. “El uso combinado de estas enzimas reduce significativamente la probabilidad de que las bacterias desarrollen resistencia, un desafío recurrente en el control de patógenos alimentarios”, señala José Antonio Darós, investigador del IBMCP.
Este tratamiento, publicado en la revista Biomolecules, no solo podría aplicarse en la limpieza de superficies en entornos alimentarios, sino también como conservante directo en los alimentos. David Talens, investigador del IATA, destaca que, aunque aún es necesario escalar la investigación a nivel industrial, las perspectivas son prometedoras para su adopción en el sector.
La Listeria monocytogenes puede contaminar desde carnes procesadas hasta productos lácteos no pasteurizados y alimentos listos para consumir. Tiene capacidad para sobrevivir en condiciones extremas, con bajas temperaturas y altos niveles de salinidad, y es responsable de enfermedades graves, especialmente en personas inmunodeprimidas, mujeres embarazadas, adultos mayores y niños. Su control representa un desafío para la industria alimentaria. Las empresas del sector utilizan desinfectantes químicos como compuestos clorados, sales de amonio o alcoholes, que son muy efectivos, pero presentan desventajas que pueden conllevar un riesgo para la salud humana y generan residuos tóxicos. Por ello, este nuevo enfoque podría marcar un antes y un después en la lucha contra esta bacteria, protegiendo tanto la salud pública como el medio ambiente.