Por Medicina Responsable
12 de septiembre de 2025Siendo el tipo oncológico más frecuente en mujeres, la mejora de las tasas de supervivencia del cáncer de mama es uno de los grandes campos de investigación tumoral. Las particularidades de cada caso y cada paciente suponen un reto para la prescripción de tratamientos, pero también aportan indicios para investigar abordajes personalizados.
En esta línea, un reciente análisis presentado por el Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama y el Grupo Internacional TRIO (Translational Research in Oncology) ha arrojado nuevas evidencias que podría mejorar la toma de decisiones de tratamiento para las pacientes.
En concreto, el hallazgo del estudio es la identificación del Índice de Masa Corporal (IMC) como factor predictivo de la eficacia de la quimioterapia adyuvante basada en taxanos (grupo de fármacos de quimioterapia) en pacientes con cáncer de mama en estado inicial. En base a los datos de más de 13.000 pacientes procedentes de siete ensayos clínicos internacionales entre 1996 y 2008, han encontrado que los beneficios clínicos de los taxanos varían en función del IMC. Así, comprobaron que las pacientes con peso normal tuvieron mayor beneficio con docetaxel, mientras que las que presentaban obesidad mostraron mejores resultados con paclitaxel.
Este tipo de quimioterapia se usa para destruir las células cancerosas microscópicas que puedan quedar en el cuerpo tras la cirugía, reduciendo el riesgo de recurrencia del cáncer de mama. Todas las pacientes que participaron en el análisis recibieron tratamiento con antraciclinas, y el 79% también con taxanos (docetaxel o paclitaxel); y fueron clasificadas en cuatro categorías según su IMC.
El doctor José Ángel García Sáenz, oncólogo médico del Centro Integral de Cáncer (CINOC) del Hospital Clínico San Carlos y autor principal del estudio, subraya que este estudio, el primero en aportar pruebas sobre la relación entre el tipo de taxano y el perfil de IMC del paciente, “representa un paso hacia una quimioterapia más personalizada en el contexto adyuvante”.
El estudio encontró que el pronóstico, en lo que se refiere a la supervivencia libre de enfermedad invasiva a diez años, se correlacionaba con el IMC: 71% en pacientes con IMC estándar, 70% en aquellas con sobrepeso, 68% en pacientes obesas y 64% en mujeres con obesidad grave. Las diferencias, que fueron estadísticamente significativas en los grupos con obesidad y obesidad grave, indica un peor pronóstico a largo plazo en estos perfiles.
En cuanto a la toxicidad, el análisis señala que las pacientes tratadas con docetaxel experimentaron una mayor incidencia de efectos adversos clínicamente relevantes a medida que aumentaba el IMC: 5% en mujeres con IMC normal, 5,5% en las que tenían sobrepeso, 5,9% en pacientes obesas y hasta 9,3% en las que presentaban obesidad grave. Esto sugiere una relación directa entre el exceso de peso y el riesgo de toxicidades significativas durante la quimioterapia con docetaxel. “Estos hallazgos son clínicamente relevantes, ya que el IMC, una variable fácilmente accesible, podría ayudarnos a elegir el tipo de quimioterapia y mejorar así el abordaje terapéutico de las pacientes con cáncer de mama inicial”, concluye el doctor García Sáenz.