Por Clara Arrabal
4 de septiembre de 2025Un equipo internacional coliderado desde el Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRB Barcelona) ha descubierto en ratones una nueva forma de activar la grasa parda o marrón, lo que aumenta el gasto energético y ayuda a disminuir la obesidad. La nueva diana es la proteína Neuritina-1, que hasta ahora solo se había vinculado con el sistema nervioso. Los resultados han sido publicados en la revista Nature Communications.
“El estudio presenta unos resultados muy prometedores en la investigación sobre cómo activar el tejido adiposo marrón en modelos animales, y su impacto en la regulación del metabolismo energético, de la glucemia y la inflamación hepática”, explica Jonatan R. Ruiz, catedrático de Actividad Física y Salud en la facultad de Ciencias del Deporte, y director del Instituto Mixto Universitario Deporte y Salud (iMUDS), de la Universidad de Granada, al Science Media Center (SMC).
La grasa parda, también llamada tejido adiposo marrón, se caracteriza por su capacidad de quemar energía, por lo que es considerada una herramienta para la prevención y tratamiento de la obesidad, así como para la regulación de la glucemia.
Además, puede producir calor cuando el organismo se expone al frío por lo que, teniendo esto en cuenta, el estudio ha demostrado que la producción de la proteína Neuritin-1 activa el metabolismo del tejido adiposo marrón de una forma similar a lo que ocurre con el frío. “Estos resultados podrían abrir nuevas vías para el tratamiento de la obesidad, así como su implicación en la regulación de la glucemia y la inflamación hepática”, explica el catedrático R. Ruiz.
Los investigadores también han estudiado la posibilidad de comunicación entre el tejido adiposo marrón y el tejido adiposo blanco. “Es decir, los depósitos de grasa que se nos acumulan en situación de sobrepeso y obesidad, dándole así el marrón al blanco la orden de movilizar sus reservas para ser quemadas y reducir el peso y los niveles de lípidos y azúcar en sangre para prevenir o contrarrestar patologías como la obesidad, la diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares o el hígado graso”, explica al SMC Rubén Cereijo Téllez, profesor lector Serra Húnter, perteneciente al departamento de Bioquímica y Biomedicina Molecular de la Universidad de Barcelona.
Este descubrimiento revela por primera vez un interesante nuevo mecanismo mediante el cual el tejido adiposo marrón puede ser activado. “E incluso demuestra que el tratamiento con Neuritina-1 de células de este tejido es suficiente para activar su función ‘quemagrasa’ en modelos experimentales”, añade Cereijo Téllez. De esta manera, conseguir activarlo en humanos adultos contribuiría, no solo a quemar grasas directamente, sino también a aumentar la comunicación entre tejido adiposo marrón y otros órganos a través de la liberación de batoquinas (moléculas que son secretadas por el tejido adiposo marrón y que tienen efectos protectores y reguladores sobre el metabolismo de grasas y carbohidratos).
“Conociendo este mecanismo, se podrían diseñar nuevas estrategias terapéuticas que lo tengan en el punto de mira para activar el tejido adiposo marrón y mejorar el estado metabólico y la calidad de vida de las personas que viven con obesidad, diabetes o hígado graso”, apunta Cereijo Téllez.
Este estudio, que se ha realizado sobre modelos animales y celulares, ha empleado metodologías “con un diseño muy riguroso”, según afirma R. Ruiz, lo que aporta “confianza y solidez a los resultados”. Por su parte, Cereijo Téllez afirma que “el proceso de revisión por pares es muy estricto y riguroso, de modo que la investigación ha tenido que pasar un escrutinio de calidad que contrasta que sus resultados son más que válidos y apoyan las conclusiones del trabajo”.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que no se ha probado en humanos, por lo que todavía no se sabe si la proteína Neuritin-1 tendrá el mismo efecto. “Para poder trasladar estos hallazgos a la práctica clínica será necesario desarrollar estrategias, quizás farmacológicas, que permitan activar este mecanismo en humanos y comprobar si realmente se confirma su beneficio en el control obesidad y las enfermedades asociadas”, explica el experto R. Ruiz.
En la misma línea, Cereijo Téllez añade que esta es “la principal limitación del estudio”, ya que los humanos adultos “disponemos de menos tejido adiposo marrón que los ratones en relación a nuestro tamaño, el cual, además, se inactiva progresivamente con la edad y especialmente en condiciones de diabetes u obesidad”.