Por Europa Press
20 de septiembre de 2024Un estudio presentado en ECTRIMS 2024 (Congreso del Comité Europeo para el Tratamiento e Investigación en Esclerósis Múltiple) ha identificado biomarcadores críticos que pueden predecir el empeoramiento de la discapacidad en la esclerosis múltiple (EM). La investigación podría transformar las estrategias de tratamiento para millones de pacientes en todo el mundo, allanando el camino para abordajes más personalizados y efectivos.
En este estudio observacional multicéntrico, realizado en 13 hospitales de España e Italia, el doctor Enric Monreal, investigador en EM en el Hospital Universitario Ramón y Cajal y el Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria en Madrid, y su equipo descubrieron que los niveles elevados de cadena ligera de neurofilamentos (sNfL) séricos (una proteína que indica daño en las células nerviosas) al inicio de la EM pueden predecir tanto el empeoramiento asociado a la recaída (RAW) como la progresión independiente de la actividad de la recaída (PIRA). Además, los niveles séricos de proteína ácida fibrilar glial (sGFAP) (una proteína derivada de los astrocitos que ingresa al torrente sanguíneo cuando el sistema nervioso central (SNC) está lesionado o inflamado) se correlacionan con PIRA en pacientes con niveles bajos de sNfL.
El estudio analizó muestras de sangre de 725 pacientes con EM recogidas en los 12 meses posteriores al inicio de la enfermedad. Mediante la técnica Single Molecule Array (SIMOA), los investigadores evaluaron el valor pronóstico de los niveles de sNfL y sGFAP para predecir RAW y PIRA.
Los hallazgos clave revelan que los niveles elevados de sNfL, indicativos de inflamación aguda dentro del SNC en la EM, se asocian con un aumento del 45% del riesgo de ARW y un aumento del 43% del riesgo de PIRA. Los pacientes con niveles elevados de sNfL a menudo no respondieron bien a los tratamientos modificadores de la enfermedad (TME) estándar, pero mostraron beneficios significativos con los TME de alta eficacia (TME-E) como natalizumab, alemtuzumab, ocrelizumab, rituximab y ofatumumab.
Por el contrario, los pacientes con niveles elevados de sGFAP (que es un indicador de una inflamación más localizada impulsada por la microglía en el sistema nervioso central) y niveles bajos de sNfL experimentaron un aumento del 86% en el riesgo de PIRA. Este grupo no respondió a los tratamientos modificadores de la enfermedad actuales.
Aunque se sabe que la sGFAP está asociada con la progresión, los niveles elevados de sNfL limitaron la capacidad de la sGFAP para predecir este resultado. En concreto, los valores de sGFAP fueron predictivos de PIRA solo en pacientes con niveles bajos de sNfL. "La identificación de sNfL y sGFAP como biomarcadores predictivos nos permite adaptar las estrategias de tratamiento para los pacientes con EM de forma más efectiva", destaca Monreal. "Los pacientes con niveles bajos de ambos biomarcadores tenían un buen pronóstico y podían ser tratados con DMT inyectables u orales. Sin embargo, los niveles altos de sNfL indican la necesidad de DMT-HE para prevenir el empeoramiento de la discapacidad, mientras que los pacientes con niveles altos de sGFAP y valores bajos de sNfL pueden requerir nuevos enfoques terapéuticos. Estas vías distintas en la EM tienen implicaciones terapéuticas significativas, ya que los DMT actuales se dirigen principalmente al sistema inmunitario adaptativo periférico sin afectar la inmunidad del SNC. Por lo tanto, identificar a los pacientes con niveles más altos de inflamación periférica es crucial para prevenir la discapacidad y mejorar los resultados de los pacientes".
"Los resultados de este estudio subrayan la necesidad crítica de contar con enfoques de tratamiento personalizados para gestionar de manera eficaz a los millones de personas afectadas por EM en todo el mundo, muchas de las cuales tienen una discapacidad crónica que afecta significativamente su calidad de vida", afirma Monreal.
"Al medir los niveles de sNfL y sGFAP al inicio de la enfermedad, obtenemos información valiosa sobre las vías de progresión de la EM, lo que permite a los médicos identificar a los pacientes óptimos para los tratamientos modificadores de la enfermedad específicos. Este enfoque tiene como objetivo prevenir la discapacidad y, al mismo tiempo, evitar riesgos innecesarios relacionados con el tratamiento para aquellos con menor riesgo", concluye el experto.