Por Juan García
24 de enero de 2024Entre los países europeos y norteamericanos, España es el que presenta un mayor índice de alopecia, según los datos publicados por un estudio de World Population Review. La calvicie afecta en algún grado a un 43% de los hombres españoles, un fenómeno que ha provocado un gran crecimiento en la industria de los implantes capilares en los últimos años.
La ausencia de una “cura” frente a esta patología ha favorecido la proliferación de diversos productos y tratamientos, incluyendo las cirugías de injerto capilar. Las últimas investigaciones apuntan a una posible inyección de una molécula en el cuero cabelludo o a través de vacunas que modifiquen el ARN para combatir los efectos de la calvicie.
La forma más frecuente es la alopecia androgénica, también llamada alopecia androgénetica o calvicie común, que es responsable del 95% de los casos, según explican desde la Clínica Universidad de Navarra. Aunque afecta principalmente a los varones en edad avanzada, se estima que en España un 20% de los jóvenes de 20 años tiene algún grado de alopecia.
Entre las causas de la alopecia androgénica destacan dos factores, el genético y el hormonal. Aunque existe un componente hereditario, no se conoce el gen responsable, pues se trata de una herencia poligénica dominante.
El factor hormonal depende fundamentalmente de las hormonas masculinas o andrógenos que actúan sobre los folículos pilosos predispuestos genéticamente a la afección, provocando su miniaturización progresiva hasta ocasionar su atrofia completa y fibrosis. De hecho, varias investigaciones apuntan a que las personas no pierden pelo porque se les caiga simplemente, sino que el pelo cada vez es más pequeño y fino por una enzima llamada DHT relacionada con la testosterona.
El biólogo Karl Koehler de la Universidad de Harvard lleva diez años cultivando un tipo de célula que se encuentra en el oído interno utilizando células madre. En el curso de sus investigaciones, comprobó que este cultivo daba lugar a parches en la piel que generaban folículos pilosos, es decir, pelo.
Estos hallazgos motivaron una investigación reciente, dirigida por el investigador de la Universidad de California, Maksim Plikus, en la que comprobaron que las células de la papila dérmica, esenciales para el crecimiento del cabello, desempeñan un papel crucial en estimular el crecimiento capilar. "Revelamos que la molécula SCUBE3, que las células de la papila dérmica producen de forma natural, es el mensajero utilizado para 'decir' a las células madre del cabello vecinas que comiencen a dividirse, lo que presagia el inicio del crecimiento de cabello nuevo", explica el autor en declaraciones recogidas por la revista New Scientist.
Tras estos hallazgos, se está valorando la opción de inyectar la molécula SCUBE3 directamente en el cuero cabelludo o en vacunas que modificarían el ARN, denominadas ARNm. En esta línea, la empresa Amplifica ya ha puesto en marcha los primeros ensayos clínicos para probar la eficacia de este novedoso tratamiento frente a la alopecia.