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Un estudio sugiere que los tatuajes podrían aumentar el riesgo de cáncer

Investigadores daneses han confirmado que la tinta de los tatuajes no permanece únicamente en la piel, sino que sus partículas pueden desplazarse a los ganglios linfáticos, donde se acumulan con el tiempo

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Un estudio sugiere que los tatuajes podrían aumentar el riesgo de cáncer

Por Andrea Martín

11 de marzo de 2025

Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad del Sur de Dinamarca (SDU) ha encontrado indicios de que la tinta de los tatuajes podría aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de piel y linfoma. El análisis, basado en datos de 5.900 gemelos daneses, sugiere que las partículas de tinta pueden migrar a los ganglios linfáticos y afectar al sistema inmunitario.

Dado que estos ganglios desempeñan un papel clave en la respuesta inmunitaria, la acumulación de tinta podría desencadenar una inflamación crónica, lo que a largo plazo podría derivar en un crecimiento celular anormal y un mayor riesgo de cáncer.

Henrik Frederiksen, consultor de hematología del Hospital Universitario de Odense y profesor clínico de la SDU, explicó que el sistema inmunitario puede percibir las partículas de tinta como sustancias extrañas. "Vemos que las partículas de tinta se acumulan en los ganglios linfáticos y sospechamos que el cuerpo las reconoce como invasoras. Esto podría generar una respuesta inmune persistente que, con el tiempo, afecte la función de los ganglios", indicó.

Mayor incidencia en personas tatuadas

El estudio comparó la incidencia de cáncer en gemelos, una metodología que permitió a los investigadores aislar factores genéticos y ambientales. Los resultados mostraron que las personas con tatuajes tienen más probabilidades de desarrollar cáncer de piel y linfoma en comparación con aquellas que no están tatuadas.

La relación entre tatuajes y cáncer fue más pronunciada en individuos con tatuajes grandes (superiores al tamaño de una palma de la mano). En estos casos, el riesgo de linfoma fue hasta tres veces mayor en comparación con quienes no tienen tatuajes. Los investigadores señalan que cuanto más grande es el tatuaje y más tiempo ha estado en la piel, mayor es la cantidad de tinta acumulada en los ganglios linfáticos.

Los expertos destacan que el cáncer puede tardar años en desarrollarse, lo que dificulta medir los efectos directos de los tatuajes sobre la salud a largo plazo. Además, investigaciones previas han señalado que ciertos pigmentos podrían ser más nocivos que otros, aunque en este estudio no se encontró una relación clara entre el color de la tinta y la incidencia de cáncer. "Sabemos que algunos pigmentos, como el rojo, provocan reacciones alérgicas con mayor frecuencia, pero aún no hemos determinado si ciertos colores están más relacionados con el cáncer", comentó Signe Bedsted Clemmensen, profesora adjunta de bioestadística en la SDU.

Dado el aumento de la popularidad de los tatuajes, los investigadores planean continuar sus estudios para comprender cómo las partículas de tinta afectan a nivel molecular la función de los ganglios linfáticos y si ciertos tipos de linfoma están más asociados a los tatuajes. "Queremos entender qué sucede en los ganglios linfáticos cuando están expuestos a partículas de tinta durante décadas. Esto nos permitirá evaluar si existe un riesgo real para la salud y qué medidas podrían tomarse para minimizarlo", concluyó Clemmensen.



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