Por Virginia Delgado
22 de noviembre de 2024Un equipo de investigadores de la Universidad de Toronto (Canadá) ha descrito cómo el estrés altera la formación de la memoria y favorece el temor ante situaciones inofensivas.
Los resultados, que han sido publicados en la revista Cell, podrían ayudar a desarrollar terapias para personas con trastorno de estrés postraumático y ansiedad.
Los recuerdos están empaquetados en grupos de neuronas, llamados engramas, que están activos cuando se forman. Los científicos investigaron si el estrés altera la formación de engramas y se centraron en una región del cerebro llamada amígdala, que está implicada en la respuesta al estrés y a las emociones.
Su estudio se hizo con ratones y se dividió en tres pasos. Primero, hicieron que un grupo experimentara estrés. A un subgrupo se le inyectó la hormona corticosterona y a otro se le inmovilizó en un pequeño tubo durante 30 minutos, con la finalidad de que aumentara los niveles de esta hormona.
A continuación, colocaron ratones (unos estresados y otros no) en una cámara y reprodujeron un sonido de tono medio durante 30 segundos. Después de un descanso, se les llevó al mismo lugar para que escucharan un silbido agudo, también durante medio minuto, que terminó con una descarga de dos segundos en el pie, que tenía como fin imitar un evento aterrador.
Finalizada esta fase, los investigadores situaron a los ratones en un nuevo entorno y reprodujeron los dos sonidos para comprobar cómo habían almacenado los recuerdos.
Durante la visualización de la actividad neuronal de los roedores, los científicos descubrieron que, durante la formación de la memoria, los no estresados formaban pequeños engramas en respuesta al silbido y al impacto en el pie, y estos solo se reactivaban cuando se exponían al sonido. Sin embargo, los ratones estresados formaron engramas más grandes, que reaccionaron ante la exposición de ambos sonidos.
En condiciones normales, las neuronas de la amígdala bloquean la actividad neuronal mediante la liberación de mensajeros químicos conocidos como ácido gamma-aminobutírico (GABA). Un proceso que hace que se cree un pequeño engrama en respuesta a un recuerdo negativo. No obstante, en una situación de estrés, las neuronas excitadoras bombean al cerebro un neurotransmisor, conocido como endocannabinoide, que se une a los receptores de glucocorticoides en esas neuronas inhibidoras y les impide liberar GABA, lo que genera engramas más grandes.
En el estudio, los investigadores dieron dos medicamentos a los ratones para revertir los efectos del estrés en la formación de la memoria. Uno de ellos era la mifepristona, que está aprobado para interrumpir el embarazo temprano. Los fármacos bloquearon los receptores de glucocorticoides o la producción de endocannabinoides, logrando que los ratones estresados recordaran recuerdos de la misma manera que lo hicieron los no estresados. No obstante, los científicos han advertido de que los medicamentos tienen efectos secundarios más allá del cerebro y funcionan sólo si se administran en el momento en que se forma la memoria, por lo que es poco probable que sean útiles en las personas.