Por Aurora Molina
12 de febrero de 2024Científicos de la Universidad de Northwestern, junto con la Universidad de California en San Francisco (UCSF), han estudiado las mutaciones de las células T, causantes del linfoma. Esto les ha permitido desarrollar un nuevo tipo de célula T mucho más potente contra el cáncer.
Las células T (o linfocito T) forman parte del sistema inmunitario y ayudan a proteger el cuerpo de las infecciones, así como a combatir el cáncer. Sin embargo, existe el riesgo de que muten y originen el linfoma, término (bastante amplio) que se emplea para describir un tipo de cáncer que empieza en las células del sistema linfático.
En este caso, los investigadores se centraron en una de las células T que tenía “una potencia excepcional” respecto al resto. “La inserción de un gen que codifica esta mutación única en las células T humanas normales, las hizo 100 veces más potentes para acabar con células cancerosas”, explican desde Northwestern.
En este sentido, si las inmunoterapias existentes en la actualidad funcionan solamente contra los cánceres de sangre y médula ósea, las células T diseñadas por los científicos de ambas universidades pudieron acabar con tumores derivados de la piel, los pulmones y el estomago en ratones. "Utilizamos la hoja de ruta de la naturaleza para crear mejores terapias con células T", explica Jaehyuk Choi, profesor asociado de Dermatología, Bioquímica y Genética Molecular en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern. "El superpoder que hace que las células cancerosas sean tan fuertes puede transferirse a terapias con células T para hacerlas lo suficientemente potentes como para eliminar lo que alguna vez fueron cánceres incurables".
De esta forma, "las mutaciones subyacentes a la resiliencia y adaptabilidad de las células cancerosas pueden sobrecargar las células T para sobrevivir y prosperar en las duras condiciones que crean los tumores", dijo Kole Roybal, profesor asociado de microbiología e inmunología en UCSF.
Crear inmunoterapias eficaces ha resultado difícil contra la mayoría de los cánceres porque, según explican los expertos, el tumor puede crear un entorno centrado en mantenerse a sí mismo, redirigiendo recursos como oxígeno y nutrientes para su propio beneficio. De esta manera, los tumores “secuestran” y atacan al sistema inmunológico del cuerpo, lo que hace que defienda el cáncer, en lugar de luchar contra él.
Esto no sólo perjudica la capacidad de las células T normales (sanas) para atacar las células cancerosas, sino que también daña la eficacia de las células T diseñadas que se utilizan en inmunoterapias, las cuales se cansan rápidamente frente a las defensas del tumor. "Para que los tratamientos basados en células funcionen en estas condiciones", dijo Roybal, "necesitamos dotar a las células T de capacidades que van más allá de lo que pueden lograr de forma natural".
Los equipos de Northwestern y UCSF examinaron 71 mutaciones encontradas en pacientes con linfoma de células T e identificaron cuáles podrían mejorar las terapias diseñadas en modelos de tumores de ratón. Finalmente, aislaron uno que resultó potente y no tóxico, sometiéndolo a una rigurosa serie de pruebas de seguridad. "Nuestros descubrimientos permiten a las células T matar múltiples tipos de cáncer", señaló Choi, miembro del Centro Oncológico Integral Robert H. Lurie de la Universidad Northwestern. "Este enfoque funciona mejor que cualquier cosa que hayamos visto antes". Además, sus descubrimientos pueden incorporarse a tratamientos para muchos tipos de cáncer.
"Las células T tienen el potencial de ofrecer curas a personas que reciben un tratamiento previo intenso y tienen un pronóstico desfavorable", añade Choi. "Las terapias celulares son medicamentos vivos porque viven y crecen dentro del paciente y pueden proporcionar inmunidad a largo plazo contra el cáncer". Aun así, “consideramos esto como el punto de partida", explica Roybal. "Hay mucho que aprender de la naturaleza sobre cómo podemos mejorar estas células y adaptarlas a diferentes tipos de enfermedades".