La dieta mediterránea reduce hasta un 28% la ansiedad durante el embarazo

Durante los nueve meses de embarazo las mujeres deben cuidarse por dos y, en el caso de la dieta, es especialmente importante que sea sana y equilibrada, teniendo incluso que eliminar algunos alimentos como el jamón curado , la leche fresca o el pescado crudo para evitar posibles enfermedades. . En este sentido, la dieta mediterránea es una de las más saludables y, aunque durante la gestación haya que adaptarla para evitar algunos productos, se recomienda que estas mujeres la sigan, ya que tiene numerosos beneficios, como la reducción del riesgo de asma y alergias en los bebés. Ahora, un estudio del Hospital Clinic de Barcelona ha relacionado esta dieta con un nuevo beneficio, concretamente la reducción de entre un 25 y 28% de la ansiedad de las embarazas. 

Los trastornos de ansiedad y el estrés son cada vez más frecuentes en mujeres embarazadas y se estima que una de cada cinco futuras madres puede sufrirlos. Por otro lado, varios estudios han señalado que la dieta mediterránea, que promueve la ingesta de alimentos vegetales ricos en antioxidantes, como frutas, verduras, aceite de oliva virgen extra y cereales integrales, se asocia a un mejor bienestar y salud mental. Sin embargo, hasta ahora no se había estudiado su efecto durante la gestación. 

“El estudio IMPACT ya demostró que la dieta mediterránea o el mindfulness durante el embarazo reducen hasta un tercio el riesgo de tener un bebé con bajo peso. No obstante, la influencia de la dieta mediterránea sobre el estrés, la ansiedad, el estado mental, la calidad de vida y el sueño de las mujeres durante el embarazo todavía no se conocía”, explica Fátima Crispi, investigadora del centro de investigación BCNatal Fetal Medicine y del grupo IDIBAPS Medicina fetal y perinatal. 

En este nuevo estudio, publicado en la revista Nutrients, participaron 1.221 embarazadas de alto riesgo que se distribuyeron de forma aleatoria en distintos grupos a las 19-23 semanas de gestación. Un grupo siguió una intervención para la promoción de la dieta mediterránea mediante visitas personalizadas con nutricionistas. Los investigadores alentaron a las futuras madres a incrementar la ingesta de cereales integrales (5 raciones al día), verduras y productos lácteos (3 raciones al día), fruta fresca (2 raciones al día), legumbres, frutos secos, pescado y carne blanca (3 raciones a la semana), así como el uso de aceite de oliva para cocinar y aliñar. El otro grupo recibió la atención habitual durante el embarazo, según los protocolos institucionales establecidos, pero sin intervención especial alguna.

¿Por qué tiene este efecto?

De acuerdo con la nutricionista-dietista María del Mar Silva, “los ácidos grasos omega-3, que están presentes en el pescado, un producto muy habitual en la dieta mediterránea, tienen efectos neurológicos y, por ello, puede ayudar a reducir la ansiedad”. Estos ácidos grasos se han relacionado con numerosos beneficiosos para el correcto funcionamiento del cerebro y también se está estudiando su efecto contra el deterioro cognitivo y la demencia. 

Además, lo que comemos tiene efectos directos sobre cómo nos sentimos física y emocionalmente y la ansiedad también se puede producir y agravar por falta de nutrientes. En este sentido, “la dieta mediterránea es una dieta completa que aporta los nutrientes que necesita el organismo en buenas cantidades. Por lo tanto, la ansiedad producida por defectos en la dieta también disminuye”, añade la nutricionista. 

Eso sí, los pescados que se deben consumir son blancos, como la merluza o el lenguado y nada de pescados azules, como el atún o el salmón, “por la acumulación de mercurio, que puede causar problemas de desarrollo y aprendizaje en los bebés”. 

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