
Por Virginia Delgado
24 de noviembre de 2025Un equipo de investigadores de la Universidad de Tokio ha señalado que el origen de las canas podría estar relacionado con un mecanismo de defensa de nuestro cuerpo contra el cáncer.
Lo ha hecho después de investigar en ratones cómo se comportan las células madre del folículo piloso (parte de la piel de donde crece el cabello) cuando se daña su ADN. Los investigadores comprobaron que, antes de convertirse en células dañadas y, por tanto, en tumores, se producía el encanecimiento. Un comportamiento que les hizo pensar que el cuerpo opta por la pérdida de pigmento del cabello antes que por la proliferación de un cáncer. Es decir, el organismo prioriza la estabilidad genética a la conservación del color del pelo.
La profesora Emi Nishimura, coautora del estudio, que ha sido publicado en la revista Nature Cell Biology, ha señalado que "la misma población de células madre puede seguir distintos opuestos dependiendo del tipo de estrés y de las señales del microambiente. El pelo gris y el melanoma representarían resultados diferentes de una misma respuesta celular frente a la agresión genética. No son eventos inconexos”.
Codo todo ello, los investigadores han querido dejar claro que estos resultados no significan que tener canas evite el desarrollo de cáncer, sino que reflejan una respuesta adecuada de nuestro cuerpo ante el daño del ADN. “Hasta que no se diluciden por completo los complejos procesos del envejecimiento y la carcinogénesis, debemos ser cautelosos con las estrategias antienvejecimiento que carecen de pruebas científicas sólidas”, ha manifestado Nishimura.
El siguiente paso para seguir avanzando en este hallazgo es estudiar las respuestas en humanos. Hasta entonces, los expertos señalan que esta conexión descubierta entre el daño celular, la pérdida de pigmento del cabello y la prevención del cáncer abre nuevas vías para la investigación médica en prevención oncológica, terapias regenerativas e incluso en el envejecimiento.