Por Clara Arrabal
2 de septiembre de 2025Un metaanálisis masivo para evaluar los cambios epigenéticos realizados en 17 tipos de tejido humano a lo largo de la vida adulta ha dado como resultado la imagen más precisa y detallada hasta la fecha de cómo el envejecimiento modifica nuestros genes.
El estudio, realizado por la Universidad de Monash en Melbourne (Australia) y publicado en la revista Nature, evaluó los patrones de metilación del ADN (un proceso basado en la adición o eliminación de marcadores llamados grupos metilo) y reveló que algunos tejidos envejecen más rápido que otros. Por ejemplo, la retina y el estómago acumulan más cambios relacionados con el envejecimiento que el cuello uterino o la piel.
“Creo que este es un recurso excelente para comprender el envejecimiento”, afirma João Pedro Magalhaes, biólogo molecular de la Universidad de Birmingham (Reino Unido). “Este metaanálisis de datos de metilación en distintos órganos es, que yo sepa, el mayor de este tipo recopilado hasta la fecha. Estoy seguro de que será valioso para los investigadores”, explica.
El estudio se basa en un metaanálisis de más de 15.000 muestras de diversos tejidos de adultos con diferentes edades, con los que mapearon los cambios de metilación en 900.000 sitios potenciales del ADN para crear así un atlas de acceso abierto. “Contábamos con muestras de personas de entre 18 y 100 años aproximadamente, lo que nos permitió observar los marcadores epigenéticos y cómo cambian a lo largo de la vida”, afirma Nir Eynon, científico de la Universidad de Monash.
Los resultados fueron esclarecedores: la cantidad de metilación varía mucho de unos tejidos a otros, desde el 35% en el cuello uterino hasta el 48% en la piel, el 51% en el músculo, el 53% en el corazón, el 57% en el estómago y hasta el 63% en la retina; aunque todos ellos presentan una mayor carga a medida que aumenta la edad.
Además de dibujar una imagen fiel del mapa del envejecimiento, los investigadores descubrieron algunos patrones comunes en el desarrollo de ciertos órganos. “Queríamos encontrar un mecanismo de envejecimiento común que se transmita a todos los tipos de tejido”, afirma Macsue Jacques, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Monash. Por ello, analizaron sitios genéticos individuales en el genoma de cada tejido y determinaron así que varios genes con cambios de metilación eran potentes marcadores biológicos del envejecimiento.
Entre ellos, se encuentran los reguladores del desarrollo HDAC4 y HOX, relacionados con la senescencia y el deterioro relacionado con la edad, y MEST, asociado con la diabetes y la obesidad. También identificaron altos niveles en la familia de genes de la protocadherina gamma (PCDHG), que es responsable de la reducción de la sustancia blanca cerebral, un marcador de deterioro cognitivo acelerado.
Gracias a este nuevo atlas epigenético del envejecimiento, los investigadores ya pueden analizar los patrones de metilación del ADN en los genomas de las personas para crear herramientas que miden la edad biológica.