Por Gema Puerto
10 de noviembre de 2023Científicos de la Academia de Ciencias de la Universidad de Guangzhou, entre los que se encuentra el biólogo español Miguel Esteban, coautor del estudio, han creado una cría de mono "quimérico", es decir, que tiene células de la misma especie, pero con distinto ADN, correspondiente a las células embrionarias de dos individuos distintos, algo que solo se había logrado en ratas y ratones.
El hallazgo, publicado en la revista Cell, supone un gran logro científico, ya que se han inyectado a un embrión de mono células madre de un embrión distinto, donado genéticamente. El animal resultante es el primer primate quimérico nacido vivo y abre la puerta al uso de macacos quiméricos, que son biológicamente más similares a los humanos que las ratas y los ratones quiméricos, para estudiar enfermedades humanas y desarrollar tratamientos.
El mono se creó combinando células madre de un mono cynomolgus, también conocido como macaco cangrejero o de cola larga, con un embrión genéticamente distinto de la misma especie. Según los investigadores, se trata del primer nacimiento con vida de una quimera de primate creada con células madre.
La quimera del mono tuvo que ser sacrificada cuando sólo tenía diez días de edad, debido a hipotermia y a dificultades respiratorias, por lo que los investigadores resaltaron la “necesidad de una mayor optimización del enfoque”. Aun así, este trabajo deja una importante lección para los científicos sobre todo porque, como apunta Zhen Liu, científico de la Universidad de Guangzhou y autor también del estudio, la investigación “tiene implicaciones prácticas relevantes para la ingeniería genética y la conservación de especies”, además de “poder ayudar en un futuro a generar modelos de animales más precisos para el estudio de enfermedades neurológicas y para otros estudios de biomedicina”.
Los científicos empezaron con 206 embriones y lograron 12 embarazos y seis nacimientos vivos, aunque solo uno de ellos era realmente quimérico, ya que tenía en todo su cuerpo células que crecieron a partir de las células madre inyectadas. Para saber cuáles eran, los investigadores usaron proteínas que aportaron una fluorescencia verde y secuenciaron los genes. De esta forma, averiguaron que las células madre inyectadas oscilaron entre el 21% y el 92% según las pruebas hechas en 26 tipos de tejidos diferentes.
Los investigadores extrajeron células madre embrionarias de embriones de cynomolgus de una semana de edad y editaron genéticamente las células para que mostraran una señal fluorescente verde. Luego inyectaron hasta 20 células madre embrionarias verdes en cada uno de los embriones receptores, produciendo 74 embriones quiméricos con una fuerte señal fluorescente.