Por Juan García
20 de diciembre de 2023Uno de los signos que tradicionalmente han sido más comunes para identificar el embarazo son los vómitos y las náuseas. En torno a un 80% de las embarazadas los sufre en algún momento de la gestación y un 2% de los casos deriva en un cuadro más severo, denominado hiperémesis gravídica (HG), que puede originar pérdida de peso, deshidratación y hospitalización. La causa de esta sintomatología que, en su forma más extrema, puede suponer un riesgo para la madre y el feto, ha sido hallada por investigadores de la Universidad de Cambridge y la Universidad del Sur de california (USC).
Según los resultados del estudio, publicado en la revista Nature, la presencia de una hormona (GDF15) producida por el feto y la sensibilidad de la madre frente a ella, serían los factores causantes de las náuseas y vómitos durante el embarazo. "Ahora sabemos que las mujeres enferman durante el embarazo cuando están expuestas a niveles más altos de la hormona GDF15 a los que están acostumbradas", apunta la primera autora del estudio, Marlena Fejzo, investigadora del Centro de Epidemiología Genética de la Facultad de Medicina Keck.
“Lo primero que sienten las embarazadas es una imposibilidad de ingerir algún alimento por una sensación de malestar en el estómago y ganas de vomitar”, explica la doctora Miriam de la Puente, ginecóloga del Centro Creciendo, sobre la aparición de vómitos y náuseas. De la Puente señala la repercusión emocional que desencadena esta situación, con la consiguiente frustración por ser conscientes de que deben “estar bien nutridas e hidratadas, pero no son capaces por culpa de esta sintomatología”. Las recomendaciones para evitarla pasan por ingestas de pequeños alimentos en varias comidas al día, así como comer despacio y cuidar la hidratación, siendo desaconsejables las comidas grasas o fritas y las bebidas calientes o aquellas que contienen gas o ácidos.
Tras sufrir en sus propias carnes la crudeza de la HG con vómitos persistentes durante su primer embarazo, a la doctora Marlena Fejzo le dijeron los médicos que era algo habitual y sin visos de solución. Más de dos décadas después, la doctora ha encabezado al equipo investigador que ha hallado las causas de estos molestos síntomas.
La evidencia científica reciente ya apuntaba a la relación entre esta hormona y la aparición más intensa de estos síntomas, algo que ha sido respaldado por el nuevo estudio, en el cual se señala además que la sensibilidad de una mujer a la hormona determina la gravedad de sus síntomas. "Saber esto nos da una pista sobre cómo podríamos evitar que suceda", afirma Stepehen O’Rahilly como como autor del estudio y codirector del Instituto de Ciencias Metabólicas de la Universidad de Cambridge. Los investigadores apuntan, gracias a esta “evidencia sólida”, a dos formas de combatir los casos de hiperémesis gravídica: la reducción de GDF15 durante la gestación o la exposición de forma previa al embarazo a esta hormona para preparar al organismo frente a los elevados niveles de la hormona que aparecen de manera progresiva.
La metodología investigadora se basa en análisis genéticos y de sangre a pacientes, junto con estudios de células humanas y ratones. De esta forma descubrieron que una mutación en el gen que codifica para la GDF15 conduce a niveles anormalmente bajos de la hormona en todo el cuerpo, exponiendo a las embarazadas a un mayor riesgo de contraer la HG. No obstante, los hallazgos del estudio sugieren que, si esta mutación es heredada por el feto, la madre puede ser menos propensa a padecer estos síntomas. "Por primera vez, esta interacción entre la madre y el feto ayuda a explicar por qué algunas mujeres contraen HG en algunos embarazos y en otros no", dijo Fejzo, quien incide en la necesidad de más investigación para confirmar los hallazgos.
En esta línea, los investigadores encontraron una relación entre un trastorno sanguíneo que provoca altos niveles de GDF15 de manera crónica, denominado beta-talasemia, y un mayor nivel de protección frente al HG y la aparición de vómitos y náuseas de forma más leve. Al experimentar en ratones, el equipo investigador descubrió que los animales expuestos a unos niveles de GDF15 similares a los observados en el embarazo, mostraron pérdida de apetito, lo cual sería indicativo de náuseas. Pero los ratones que fueron expuestos previamente a una pequeña dosis de GDF15 antes de recibir otra más intensa, no mostraron esta pérdida de apetito. Trasladado el ensayo a humanos, las evidencias sugieren que reducir los niveles de GDF15 durante el embarazo puede ser otra forma segura de prevenir la HG.
El siguiente paso es “desarrollar tratamientos efectivos para evitar que otras madres pasen, como tantas otras mujeres, por lo mismo que yo", afirma la doctora Fejzo. Para ello, ha solicitado fondos con el fin de estudiar si la metformina, un medicamento que aumenta los niveles de GDF15, es segura para su uso en pacientes que tienen antecedentes de HG. Los investigadores también esperan probar una clase adicional de medicamentos que pueden ser útiles frente náuseas y vómitos al bloquear la unión de GDF15 a su receptor en el cerebro. Varios de estos medicamentos ya se encuentran en ensayos clínicos para para pacientes con cáncer que experimentan estos síntomas.