Por Juan García
15 de marzo de 2024La respuesta al miedo es un mecanismo de supervivencia directamente conectado con nuestro sistema nervioso que nos hace mantenernos alerta y evitar situaciones peligrosas. Estos efectos beneficiosos, contrastan, sin embargo, con la aparición de miedos en situaciones sin fundamento real como consecuencia de la aparición de episodios agudos de estrés, algo que resulta perjudicial para nuestro bienestar. Neurobiólogos de la Universidad de California San Diego (UC San Diego) han logrado identificar los cambios en la bioquímica cerebral que explican la aparición del miedo en estos casos y han podido así mapear los circuitos neuronales que causan una experiencia de miedo tan generalizada.
Experimentar esta generalización del miedo es psicológicamente dañino y puede provocar condiciones debilitantes de salud mental a largo plazo, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT). Este nuevo estudio, publicado en la revista Science, aporta nuevas herramientas para evitar estas respuestas de miedo perjudiciales.
Estudiando los cerebros de los ratones en un área conocida como el rafe dorsal (ubicado en el tronco cerebral), los investigadores encontraron que el estrés agudo inducía un interruptor en las señales químicas en las neuronas. “Nuestros resultados proporcionan información importante sobre los mecanismos involucrados en la generalización del miedo. El beneficio de entender estos procesos a este nivel de detalle molecular, lo que está pasando y hacia dónde está pasando, permite una intervención que es específica del mecanismo que impulsa los trastornos relacionados”, explica el profesor Nick Spitzer, asistente del proyecto y miembro del Departamento de Neurobiología de la UC San Diego.
La investigación constató que el estrés agudo produce un cambio en las señales químicas de las neuronas que provoca la respuesta de miedo inducido por el estrés. Así, el ácido gamma-aminobutírico (GABA), un aminoácido y neurotransmisor que regula la excitabilidad cerebral, se reveló como responsable de esta respuesta.
Gracias a este hallazgo, pudieron establecer un mecanismo para detener la producción de miedo generalizado o sin fundamento. Antes de la experiencia de estrés agudo, inyectaron en el rafe dorsal de los ratones un virus asociado adeno (AAV) para suprimir el gen responsable de la síntesis de GABA, impidiendo así que los ratones experimentaran ese miedo.
Los investigadores no sólo identificaron la ubicación de las neuronas que cambiaron su transmisor, sino que demostraron las conexiones de estas neuronas con la amígdala central y el hipotálamo lateral, regiones cerebrales que antes estaban vinculadas a la generación de otras respuestas al miedo.
“Ahora que tenemos un control sobre el núcleo del mecanismo por el cual el miedo inducido por el estrés sucede y los circuitos que implementan este miedo, las intervenciones pueden ser dirigidas y específicas”, concluye Spitzer.