Por Santiago Melo
16 de julio de 2025Investigadores de la Academia Baycrest para la Investigación y la Educación (Canadá) y de la Academia China de Ciencias han observado que el entrenamiento musical a largo plazo puede ayudar a preservar la función cognitiva en personas mayores, especialmente en lo que respecta a la percepción del habla en ambientes ruidosos. Los resultados del estudio, publicados en la revista PLOS Biology, apuntan a que tocar un instrumento favorece un patrón de actividad cerebral más similar al de los jóvenes, lo que se relaciona con una mejor capacidad para entender el habla a pesar del ruido de fondo.
El envejecimiento suele conllevar un deterioro de las funciones sensoriales y cognitivas, junto con un aumento compensatorio de la actividad neuronal en diversas regiones del cerebro. Este fenómeno, conocido como conectividad funcional, refleja la estrategia del cerebro para mantener el rendimiento a pesar del paso del tiempo. Sin embargo, los autores del estudio comprobaron que los adultos mayores con formación musical mantenían una conectividad funcional más eficiente, comparable a la de adultos jóvenes sin experiencia musical.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores utilizaron imágenes por resonancia magnética funcional en tres grupos: músicos mayores, no músicos mayores y adultos jóvenes. A todos se les pidió identificar sílabas ocultas entre ruidos. Los músicos mayores mostraron un patrón de conectividad cerebral más “juvenil” que los no músicos de su misma edad, especialmente en regiones clave para el procesamiento del habla, como las áreas auditivas y motoras.
Los resultados respaldan la llamada hipótesis de la “regulación positiva retardada”, que sugiere que la reserva cognitiva acumulada mediante el entrenamiento musical no solo compensa el deterioro, sino que ayuda a mantener la arquitectura funcional del cerebro con el paso de los años.
Aunque el estudio no establece una relación causal directa, los autores consideran que estas evidencias pueden servir de base para desarrollar intervenciones que fomenten el aprendizaje musical como medida preventiva frente al envejecimiento cognitivo. También proponen ampliar las investigaciones a otras actividades como el ejercicio físico o el bilingüismo, con potencial para generar efectos similares sobre la salud cerebral.