Por Clara Arrabal
2 de septiembre de 2025La inteligencia artificial ha conseguido que un paciente con paraplejia consiga mover un brazo robótico con los impulsos de su actividad cerebral. El hito se ha logrado gracias a una interfaz cerebro-ordenador que decodifica las señales nerviosas y ayuda a las personas con parálisis a comunicarse cuatro veces mejor que si lo hicieran sin la asistencia de esta tecnología.
El avance está firmado por un equipo de la Universidad de California en Los Ángeles (Estados Unidos), liderado por el científico Jonathan Kao, que ha conseguido diseñar un sistema no invasivo para los pacientes y asistido con inteligencia artificial que analiza su actividad cerebral mediante electrodos y la transforma en acciones guiadas del brazo robótico.
El estudio es un ensayo preliminar que se ha probado en tres pacientes sanos y uno con lesión medular, y los resultados se han publicado en la revista Nature Machine Intelligence.
En el caso de los pacientes con parálisis cerebral severa causada por patologías como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) u otro tipo de alteraciones como las lesiones medulares, esta nueva herramienta podría significar un cambio radical en sus vidas, ya que suelen presentar importantes problemas de comunicación y movilidad que varían dependiendo del nivel y severidad de la enfermedad. “ A pesar de sus limitaciones físicas, la actividad cerebral de la mayoría de estos pacientes se suele conservar intacta. Esto quiere decir que son capaces de seguir pensando, sintiendo y tomando decisiones”, explica a Science Media Centre España Eduardo Fernández, director del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández de Elche y director del grupo de Neuroingeniería Biomédica del Centro de Investigación Biomédica en Red de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina (CIBER-BBN).
Por ello, para mejorar su calidad de vida, apunta, “se están desarrollando interfaces cerebro-ordenador (BCI) que registran la actividad eléctrica de su cerebro y la transforman en comandos u órdenes que se pueden utilizar para controlar, en tiempo real, dispositivos externos como brazos robóticos, cursores de ordenador o sillas de ruedas”.
La diferencia de este estudio con otros es que ha conseguido que la inteligencia artificial explore prácticamente toda la información que ofrecen los pacientes para guiar sus acciones de forma más precisa. “Tradicionalmente, estas interfaces cerebro-ordenador (BCI) se basan solo en el registro de la actividad cerebral para controlar los dispositivos externos. Sin embargo, muchas de las actividades que se realizan con ayuda de estos dispositivos están orientadas a objetivos concretos”, como la búsqueda de un vaso de agua, según explica el experto.
"Pero el problema es identificar el objetivo concreto que persigue el usuario. En este contexto, el grupo liderado por Jonathan Kao ha investigado la posibilidad de utilizar otras fuentes de información, como los movimientos previos y el contexto, junto a técnicas avanzadas de inteligencia artificial para deducir el objetivo del usuario y ayudarle en sus movimientos”, afirma. De esta forma, la IA ayuda a decodificar las intenciones del usuario a partir de sus señales cerebrales, incluso cuando estas son ruidosas o incompletas.