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Las curaciones medievales que viralizan los influencers

De los manuscritos medievales a los hashtags de sanación: una relectura moderna de la medicina medieval

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Las curaciones medievales que viralizan los influencers
Foto de cottonbro studio. Pexels

Por Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable

21 de julio de 2025

Meg Leja, profesora asociada de Historia de la Universidad de Binghamton, es actualmente una de las voces más originales y rigurosas del estudio sobre la medicina en la época carolingia, un periodo muchas veces considerado como oscuro o de mero tránsito en la historia de la medicina europea. Su investigación no solo ofrece una visión renovada sobre los siglos VIII y IX, sino que invita a repensar la propia relación entre ciencia, religión y sociedad.

Leja desentraña los hilos culturales, teológicos y cotidianos que tejieron la medicina medieval. Al hacerlo, emergen preguntas que hoy siguen resonando: ¿Qué es una práctica médica legítima? ¿Qué debe esperar una persona del saber científico o curativo? Y, al final, ¿quién se ocupa realmente de la salud: la ciencia, la fe o las modas?

Mucho más que un periodo de tránsito

El punto de partida de Leja es una revisión crítica de los tópicos más tradicionales sobre la medicina medieval. En numerosos trabajos previos se repetía que la medicina del primer medioevo era, en el mejor de los casos, una técnica rudimentaria tolerada en los monasterios, una herencia casi pasiva del mundo clásico que subsistía en condiciones de aislamiento y superstición.

El término alemán “Mönchsmedizin” (medicina monástica) resume esa imagen: monjes en sus claustros preservando y copiando viejos tratados sin verdadera innovación ni reflexión. El trabajo de Meg Leja viene a desmontar esta narrativa y, en cambio, a mostrar un mundo carolingio donde la medicina está viva, debatida y experimentada, inmersa en el corazón del proyecto de reforma carolingia llamado correctio, que aspiraba a ordenar y cristianizar todos los aspectos de la vida y el saber.

Leja demuestra, a través de un análisis paciente de manuscritos, cartas, poemas y tratados, que existía un genuino interés en justificar, legitimar y promover la medicina como un saber útil, compatible con la fe cristiana y necesaria para la vida social.

El médico como sanador de cuerpos y almas

Un aspecto especialmente estimulante del trabajo de Leja es su atención a la biografía y la ética del médico medieval. Frente a la imagen del galeno como simple dispensador de remedios materiales, los textos carolingios insisten en el carácter doble del médico. El “medicus” es visto no solo como sanador de cuerpos, sino también de almas; su labor se extiende al cuidado espiritual y ético. Se espera de él que actúe con humildad, que dedique todos sus esfuerzos al bien del paciente, y que mantenga, ante todo, la conciencia de que la curación última viene solo de Dios.

Las recetas y prácticas terapéuticas que circulaban en tiempos carolingios pueden parecer, a primera vista, simples o ingenuas, pero reflejan la lógica del mundo medieval. Se encuentran remedios a base de plantas (infusiones de manzanilla para el dolor de vientre, emplastos de hierbas para heridas), consejos dietéticos (consumo moderado de vino para fortalecer el estómago), baños calientes o fríos según la estación, y tratamientos mixtos que incluyen oración, unción con aceites, uso de hierbas y, de ser necesario, acudir a reliquias de santos o realizar peregrinaciones.

Del códice al TikTok

Pero no todo es superstición: muchas de las plantas y métodos descritos en estos textos tienen hoy algún respaldo empírico, al menos en el alivio sintomático. Se ha documentado el uso de champú de lagarto, elaborado con fragmentos del animal, para combatir la calvicie, o el empleo de hueso de melocotón mezclado con aceite de rosas –en forma de ungüento- para aliviar el dolor de cabeza. Esas prácticas coexistían con otras más simbólicas: el empleo de amuletos, bendiciones, ritos para alejar “malos humores” o “aires corruptos”, y otras fórmulas que combinaban lo físico y lo espiritual.

Llegados a este punto, resulta inevitable comparar el ambiente de la medicina medieval con el universo actual de recomendaciones que nos encontramos en internet y redes sociales bajo el paraguas de la llamada medicina alternativa. Hoy un sector de la población recurre, además de al sistema médico tradicional, a consejos de influencers (youtubers, coaches y celebridades) que se presentan como expertos en bienestar, nutrición, salud mental o “vida integral”. Todos ellos ofrecen desde batidos “detox” hasta consejos de respiración, rutinas de ayuno, curaciones mediante aceites esenciales, cristales o terapias de alineación energética. Evidentemente, ninguna de estas prácticas posee fundamento científico.

Con todo, el estudio de Meg Leja muestra que la medicina medieval era mucho más compleja de lo que han dejado ver los tópicos. Era un saber en diálogo constante con la teología, la ética y la cultura; en busca del equilibrio entre el mundo material y el espiritual.



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