
Por Clara Arrabal
21 de noviembre de 2025La resistencia a los antibióticos no entiende de fronteras ni de compartimentos estancos. A día de hoy, ya supone una amenaza real y creciente a nivel mundial, por lo que la necesidad de actuar con determinación y coordinación cada vez es más apremiante. Se calcula que 4.000 personas fallecieron el año pasado por esta causa en España; que una de cada seis infecciones resiste a los antibióticos en todo el mundo y que, en escenarios más complicados como es la invasión de Ucrania, más del 80% de los soldados heridos presentan contagios causados por organismos multirresistentes. Sin duda, una realidad que supera la capacidad de respuesta de la mayoría de los sistemas sanitarios.
Ante este escenario, miles de organismos, sociedades científicas y otras entidades de todo el planeta se han movilizado para mirar hacia el futuro con esperanza. Por ello, ya trabajan en instaurar el enfoque One Health en las administraciones públicas, aplicar la Inteligencia Artificial para monitorizar los datos, concebir la biotecnología como motor de mejora, animar a las empresas a invertir en el desarrollo de nuevos antibióticos, recordar la importancia que las vacunas han tenido a lo largo de la historia o concienciar a la población de que la mejor de las medicinas es la prevención.
“No podemos abordar ninguno de estos retos de manera individual. La resistencia a los antimicrobianos en una guerra que tienen que lidiar todos los países del mundo”, ha explicado Bruno González-Zorn, uno de los mayores expertos nacional e internacional en este campo y catedrático y jefe de la Unidad de Resistencia a los Antimicrobianos de la Universidad Complutense de Madrid. Este, con motivo de la Semana Mundial de Concienciación sobre esta realidad ha dado una charla magistral en el encuentro “Biotecnología para un futuro más seguro”, organizado por la Asociación Española de Bioempresas (AseBio) y por la biofarmacéutica MSD.
Como ha explicado González-Zorn, que la resistencia a los antimicrobianos se haya convertido en uno de los principales desafíos sanitarios a nivel mundial es consecuencia de la contaminación del planeta, el aumento de la población, la distribución desigual de los alimentos o la interacción de las bacterias que se trasmiten a humanos, entre otros factores. Pero ¿por qué se ha incrementado exponencialmente en los últimos años? Según el experto, hay tres factores clave que lo explican: la potabilización del agua, el descubrimiento de los antibióticos y el desarrollo de vacunas.
“En los años 80 teníamos un superávit de antibióticos y para cada infección había cuatro diferentes disponibles. Desde entonces, la industria ha abandonado el desarrollo de estos medicamentos hasta el punto de que en 30 años no tenemos un antibiótico nuevo... ¡Y eso que cada vez somos más resistentes a los ya existentes!”, ha advertido. Además, ha explicado que a día de hoy no hay ninguna empresa en el mundo de más de 500 trabajadores que esté trabajando en el desarrollo de antibióticos “porque no es rentable”. Por ello, los expertos están centrando sus esfuerzos en negociar planes regulatorios con la UE para motivar e incentivar esta labor.
En cuanto a las previsiones de González-Zorn, el catedrático pone todas sus expectativas en la prevención a través de las vacunas, sobre todo en la población adulta. “Se estima que la muerte por bacterias en niños disminuirá, aunque seguirá aumentando en personas mayores”, ha admitido, haciendo hincapié en que la vacunación se debe expender a lo largo de toda la vida. “Si conseguimos inmunizarles bien, reduciremos un 22% el uso de antibióticos", añadía. Además, ha puesto sobre la mesa la necesidad de luchar contra la automedicación, reciclar los antibióticos en un punto limpio “y que no se diseminen por el medio ambiente”, cambiar los hábitos de prescripción o adoptar nuevas actitudes respecto a su consumo. “Nos tenemos que alegrar cuando el médico no nos recete un antibiótico porque nuestra microbiota estará mejor y el organismo no generará resistencia”, ha explicado.
Tras la conferencia de Bruno González-Zorn, ha tenido lugar una mesa redonda con expertos en la que se han abordado diferentes formas de hacer frente a la resistencia a los antimicrobianos. El diagnostico ha sido una de ellas: “En este aspecto, España cuenta con tecnologías que pueden acelerar los resultados y, en las situaciones críticas, identificar en las primeras horas múltiples patógenos y patrones de resistencia”, ha explicado María Teresa Coque, responsable del servicio de Microbiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal. En su misma línea, Carlota Gómez, directora ejecutiva de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de HIPRA ha hecho hincapié en valorar el diagnóstico y la vacunación también en animales. “Hay modelos de salud animal que pueden ayudarnos a allanar el camino para el modelo humano”, aletaba la experta.
Por su parte, Juan José Infante, CEO de Vaxdyn, ha explicado que "uno de los principales impedimentos para el desarrollo de vacunas es el dinero". “No hay pagadores ni empresas dispuestas a invertir en introducir en el sistema público de salud nuevas inyecciones a pesar de que todos sabemos que estas pueden ahorrar costes y días de incapacidad en las personas. Los inversores se interesan por el cáncer, pero no en la resistencia a los antibióticos”, ha explicado.
Finalmente, Ana Goikolea, investigadora en Vicomtech, ha subrayado la importancia de la monitorización de los datos para controlar esta amenaza sanitaria y, sobre todo, de la estandarización de estos para que puedan ser manejados por equipos multidisciplinares. “El reto es homogeneizarlos en idiomas comunes para que puedan ser comparados con Inteligencia Artificial, y para que cuando vayan llegando tecnologías nuevas puedan integrarse al modelo actual”, ha comentado, haciendo referencia a datos de pacientes, depuradoras de aguas, granjas animales, información poblacional y contextual sobre el clima... “Con todo eso podemos crear modelos predictivos para saber qué patógenos hay que priorizar y dónde es más urgente invertir, y la administración nos puede ayudar a realizar eso. Sin embargo, por el momento solo institutos de investigación o universidades son los interesados en desarrollar terapias alternativas a los antibióticos”, ha recalcado.