Por Juan García
7 de abril de 2025Desde comienzos de la década de los 2000, los medicamentos genéricos han ido ganando cuota de mercado en España, aunque, en los últimos años ese ascenso se ha visto estancado. Han pasado de aglutinar menos de un 10% a de la cuota a comienzos de este siglo a superar el 40%. Según los últimos datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los genéricos en España representan el 46% del mercado en cuanto a volumen y un 22% en cuanto a valor económico, unas cifras por debajo de la media europea.
Jaime Espín, como representante de la Asociación de Economía de la Salud (AES) ha resaltado en un encuentro sobre el papel de los medicamentos genéricos organizado por la farmacéutica Towa International los retos que afronta esta industria para seguir afianzándose en nuestro país y contribuir a la sostenibilidad del sistema nacional de salud. El profesor y economista ha destacado que la función principal de estos fármacos es “producir ahorros y mejorar el acceso” de los pacientes a las terapias, por lo que son un “elemento clave para dinamizar la competencia”. En este sentido, ha señalado que los ahorros que producen los genéricos deben ir hacia el sistema sanitario y los pacientes, algo en lo que considera que habría que avanzar. “En un sistema como el nuestro en el que todos los medicamentos tienen el mismo precio, el farmacéutico dispensa el que mayor margen de beneficio le da, de forma que los descuentos se trasladan a la oficina de farmacia y no al sistema público ni a los pacientes”, ha señalado Espín.
Sin embargo, Espín también ha señalado que “nunca es bueno” que las administraciones se fijen exclusivamente en el precio buscando la opción más barata, ya que se puede traducir en “problemas de abastecimiento”. La presión a la baja de los precios de los medicamentos genéricos lleva la producción al límite de los márgenes de beneficio, haciendo que, paradójicamente, en algunos casos esta competencia termine haciendo que algunos fabricantes dejen de producir por falta de rentabilidad, reduciendo el número de competidores y aumentando la dependencia de los que venden a costes más bajos (generalmente grandes productores de países como China o la India).
El profesor señala que sería necesaria una mayor agilidad en el sistema de precios de referencia, con revisiones de los precios más continuadas (que actualmente se producen de forma anual) para favorecer la penetración de los genéricos.
El representante de AES ha señalado que, a nivel legislativo, España cuenta con elementos importantes para una adecuada regulación e implantación de medicamentos genéricos, como la prescripción por principio activo, aunque “hay margen de mejora”.
La compra pública de medicamentos por parte de las administraciones sanitarias se rige por el sistema de precios de referencia. Cuando un medicamento genérico entra al mercado al perder la patente la empresa fabricante de la molécula innovadora (lo que ocurre de media a los ocho años desde su comercialización), se produce una bajada de precio del 40% sobre el precio al que la administración compraba el original. En España, las farmacéuticas fabricantes están obligadas a igualar el precio de los medicamentos genéricos, algo que es una excepción en nuestro entorno. “Nuestro sistema de referencia es el único de Europa en el que no hay diferenciación de precios entre la marca y el genérico”, apunta Espín. Esto es algo a lo que podría poner fin la futura ley del medicamento, cuyo anteproyecto está previsto que llegue al próximo Consejo de Ministros. Por ello, ha apuntado que el contexto actual ofrece una gran oportunidad para mejorar el acceso a los medicamentos genéricos.
Frente a los intentos de Europa de reforzar la autonomía estratégica de la industria farmacéutica comunitaria, Espín ve positivo la introducción de otros elementos aparte del precio a la hora de valorar la compra pública de medicamentos, como criterios medioambientales o de responsabilidad social. Esta medida busca servir para potenciar la fabricación europea y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales, que durante la pandemia dejaron al descubierto las debilidades del abastecimiento europeo de fármacos.