Por Medicina Responsable
29 de julio de 2025La firma del acuerdo comercial entre EE.UU. y Europa ha generado inquietud entre diversos sectores industriales, incluyendo el farmacéutico. Las amenazas del presidente norteamericano de abrir una guerra comercial con elevadas tasas para la exportación de productos a ese país han surtido efecto y la administración europea ha optado por alcanzar un acuerdo que establece una imposición de aranceles de un 15% para los productos europeos que se comercialicen en EE.UU., mientras que los productos estadounidenses no soportarán ninguna carga impositiva. Este acuerdo se ha interpretado como el “mal menor” en aras de evitar un enfrentamiento con la administración Trump y dar estabilidad a los mercados europeos, aunque muchas entidades y algunos países como Francia se han mostrado críticos con este pacto por las pérdidas económicas que podría ocasionar y por la asimetría de las medidas en favor de EE.UU.
Fuentes de Farmaindustria consultadas por este medio señalan que aún reina la “incertidumbre” sobre la afectación de esta medida para los medicamentos y sus insumos. El pasado mes de abril, según las primeras informaciones que deslizaban desde la administración estadounidense sobre cómo podrían ser los aranceles, la producción farmacológica parecía que iba a quedar exenta, aunque ahora no está tan claro. Ante la vorágine de reacciones e “informaciones contradictorias” que se han venido sucediendo desde el anuncio de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y Donald Trump, Farmaindustria está manteniendo conversaciones con las patronales europea y norteamericana (Efpia y Phrma) para conocer las repercusiones sobre el sector farmacéutico. De cualquier forma, insisten en que “cualquier subida de aranceles tendrá un coste directo sobre los pacientes, los sistemas sanitarios y la industria farmacéutica en Europa”.
Esta entidad también advierte que los aranceles “amenazan las cadenas globales de suministro, obstaculizan la I+D y perjudican a los pacientes de todo el mundo”. Así, temen que, de llegar a confirmarse que los medicamentos y las materias primas sufran los efectos de los aranceles, se desincentivará la inversión de un sector estratégico.
A la espera de saber si se aplicarán los aranceles a los medicamentos, desde Farmaindustria ya advirtieron en su día de que, aunque no se les aplicara directamente, podrían sufrir las consecuencias de que se les apliquen a las materias primas necesarias para producirlos.
En este contexto, la patronal defiende que la prioridad para Europa debe ser “centrarse en mejorar su propio entorno operativo con cambios radicales en la regulación”. Así, los objetivos principales son promover una distribución global más justa de la I+D, una mayor inversión en medicamentos y un acceso más rápido y equitativo a la innovación.
El desconcierto se ha instalado en el sector farmacéutico ante un anuncio que podría torpedear los intentos de Europa por reforzar su autonomía estratégica y trabar las relaciones comerciales con un aliado estratégico y a la vez competidor.