Por Santiago Melo
5 de septiembre de 2025La Federación Internacional Farmacéutica (FIP) ha aprobado un conjunto de declaraciones políticas destinadas a reforzar el papel del farmacéutico en los sistemas de salud, en especial en lo relacionado con la inteligencia artificial (IA), el autocuidado, las enfermedades no transmisibles y la atención farmacéutica centrada en las personas. Las decisiones se han adoptado en el marco del 83° Congreso Mundial de Farmacia y Ciencias Farmacéuticas de la FIP celebrado en Copenhague, con representación de más de 150 organizaciones farmacéuticas de todo el mundo.
En lo referente a la inteligencia artificial, la FIP reconoce su enorme potencial para transformar la atención farmacéutica. Desde el análisis predictivo hasta la automatización de tareas administrativas o el soporte en la toma de decisiones clínicas, estas tecnologías pueden mejorar la eficiencia, la precisión y la personalización en la práctica farmacéutica. Sin embargo, la federación advierte de que la IA no está exenta de limitaciones, como sesgos, errores o falta de contexto, por lo que insiste en que los farmacéuticos deben supervisar y validar cualquier uso de estas herramientas en la atención sanitaria. Además, propone que los planes de estudios universitarios incluyan contenidos básicos sobre IA, análisis de datos y salud digital, y reclama la creación de normativas que garanticen un uso seguro, ético y centrado en el paciente.
En cuanto al autocuidado, la FIP defiende que los farmacéuticos tienen un papel clave como agentes de primera línea para promover hábitos saludables y guiar a los pacientes en la toma de decisiones informadas. Pueden ser muy útiles especialmente en zonas remotas o con menor acceso a otros profesionales sanitarios. La federación reclama a los gobiernos que integren formalmente al farmacéutico en las estrategias nacionales de salud, inviertan en su formación continua y reconozcan estos servicios con mecanismos de remuneración adecuados.
Respecto a las enfermedades no transmisibles, como el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, respiratorias crónicas o los trastornos de salud mental, la FIP señala que los farmacéuticos pueden contribuir a su detección precoz, educación, seguimiento terapéutico y prevención de complicaciones. Para ello, plantea aprovechar herramientas tecnológicas como los registros electrónicos de salud y dispositivos de monitorización.
Por último, en su declaración sobre atención farmacéutica centrada en las personas, la FIP aboga por un modelo que priorice la relación de confianza entre farmacéutico y paciente, basado en la escucha activa, la confidencialidad y la toma de decisiones compartida. Este enfoque implica no solo dispensar medicamentos, sino planificar, implementar y hacer seguimiento de los tratamientos de forma individualizada.