Por Andrea Martín
6 de julio de 2023Hace dos días se conoció la triste noticia del fallecimiento del nieto de Robert de Niro, Leandro de Niro. Su madre, Drena, fue la encargada de comunicar, a través de sus redes sociales, la muerte del joven de 19 años, que fue hallado muerto, postrado en una silla de un lujoso apartamento de Nueva York, junto a un plato donde se encontraba una sustancia blanca.
La web estadounidense TMZ ha publicado que el joven “habría fallecido a causa de una sobredosis, explicando así los restos de drogas y parafina hallados junto a su cuerpo”. En esa misma publicación, la madre explicaba que la causa de la muerte habría sido la mezcla de varias drogas con fentanilo. “A la persona que le vendió a Leo las drogas con fentanilo, que nos lo arrebataron: espero que cada día pienses en mí y en mi familia. Nos mataste a todos”, escribió Drena. Unas palabras que después sustituyó por unos corazones rotos.
El fentanilo es un potente opioide sintético, utilizado como analgésico y conocido como “droga zombie”. Según el doctor Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable, “este fármaco se utilizaba inicialmente para tratar el dolor relacionado con el cáncer. Ahora, está causando muchas muertes en Estados Unidos debido a su uso indiscriminado”.
Esta droga tiene una potencia mucho mayor que la morfina y es cuatro veces más adictiva que la heroína. Los principales efectos que produce en el cuerpo, según indica el doctor Gargantilla, son el aletargamiento, disminución del dolor, sensación de sedación y bienestar, confusión, felicidad y problemas respiratorios. La administración de esta droga puede ser intravenosa o mediante pastillas y su acción es casi instantánea. “En caso de que se administre por vena, tarda menos de 30 segundos en hacer efecto, logrando un pico máximo entre los 5 y 15 minutos”.
Cuando una persona sufre una sobredosis de esta sustancia, el principal síntoma que empieza a notar es sueño y seguidamente la perdida de consciencia. Además, otros síntomas son las pupilas muy pequeñas, asfixia, labios azules o morados y pulso lento.