Por Gema Puerto
27 de junio de 2023Tomar una píldora que ayude a reducir el peso es el sueño de miles de personas y, por lo que parece, este objetivo está cada día más cerca. La farmacéutica Lilly está probando, en distintos ensayos clínicos una nueva generación de fármacos orales basados en incretinas (sustancias que se producen en el intestino y se liberan en respuesta a la ingestión oral de nutrientes) que prometen reducir el peso de pacientes con obesidad.
Estos fármacos pueden generar, según los expertos, un nuevo fenómeno farmacéutico de masas, como hace 25 años sucedió con el Viagra. De hecho, según la firma de análisis Bloomberg Intelligence, las ventas de medicamentos contra la obesidad podrían alcanzar los 44.000 millones de dólares para 2030, frente a los 2.500 millones actuales.
Esta nueva generación de medicamentos orales se vislumbra como el nuevo talón de Aquiles de la obesidad, por delante de los recientes fármacos inyectables como Saxenda, Wegovy y Ozempic, de la farmacéutica Novo Nordisk; o Mounjaro (Tirzepatida) de Lilly. Se trata de los fármacos orales de Lilly, indicados para la diabetes, Oforglipron y Retatruida, que están en fase 2 de investigación como potenciales tratamientos también para la obesidad. En el caso del segundo, se ha demostrado una pérdida del 24,2% de peso en 48 semanas y, en el caso del primero, los adultos con sobrepeso han perdido en 36 semanas hasta un 14.7% de su peso.
Como explica el doctor Miguel Ángel Bufalá, jefe de medicina interna del Hospital Quirónsalud San José, actualmente en España estos medicamentos orales “se utilizan exclusivamente para la diabetes tipo 2, si se tiene sobrepeso u obesidad en grado 1, con factores de riesgo aumentados como personas hipertensas, problemas coronarios de cardiopatía isquémica, etc. En nuestro país no están permitidos para la obesidad simple; algo que sí ocurre en Inglaterra”.
La clave para adelgazar de estos medicamentos está en las incretinas, unas moléculas que se encuentran en el intestino que consiguen aumentar la saciedad, y hacen que el azúcar de los alimentos se vaya con la orina, lo que hace que baje la glucosa y se pierdan calorías. “Los cardiólogos utilizan estos medicamentos también para reducir la cardiopatía isquémica y en casos de insuficiencia renal y cardíaca. El problema es que hay gente que aprovecha que tiene distintos factores de riesgo para tomarlas y adelgazar. Están prohibidos por la ley del medicamento para la obesidad si no se tienen factores de riesgo”, añade el doctor.
El doctor Bufalá señala que, estos fármacos, “pueden crear una sensación nauseosa en un 30%, que se corrige en la mitad de los pacientes al mes. En los casos más graves, pueden provocar infección urinaria, generando cistitis, infecciones por hongos, sepsis local e, incluso, necrosis en órganos genitales, si la infección es brutal y extrema”. Por eso el doctor Bufalá recomienda a los pacientes que los toman que, si tienen ganas de ir al baño o escozor en los genitales, acudan a su médico”.