Por Andrea Martín
13 de septiembre de 2024Un nuevo estudio liderado por el Grupo de Investigación en Salud Vascular Girona (ISV-Girona) ha concluido que el uso de estatinas, los fármacos para controlar el colesterol, no está asociado con la reducción de enfermedades cardiovasculares ni con la mortalidad en personas sanas mayores de 75 años. Sin embargo, sí muestran un efecto protector significativo en personas de entre 75 y 85 años que padecen diabetes tipo 2 (DM2).
El estudio, realizado por el Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria (IDIAPJGol), el Instituto de Investigación Biomédica de Girona (IDIBGI) y la Universidad de Girona, analizó datos de más de 46.800 personas mayores de 75 años sin antecedentes de enfermedad cardiovascular entre 2006 y 2015. Los participantes se agruparon según fueran nuevos usuarios de estatinas o no, y se diferenciaron en aquellos con y sin DM2.
Los resultados muestran que, en personas mayores sanas, el tratamiento con estatinas no reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular ni la mortalidad general. No obstante, en personas con DM2 de entre 75 y 85 años, el uso de estatinas reduce un 24% el riesgo de eventos cardiovasculares y un 16% la mortalidad. Este efecto disminuye a partir de los 85 años y desaparece completamente a los 90 años. "Hasta ahora, se sabía que las estatinas son efectivas en prevención secundaria, es decir, en personas con afecciones cardiovasculares previas. Sin embargo, este estudio aporta evidencia real de que su uso generalizado en mayores de 75 años sin antecedentes cardiovasculares no tiene el mismo impacto", explicó Rafel Ramos, investigador principal del estudio.
El estudio, que contó con la colaboración de instituciones como el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y la Red de Investigación en Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud (redIAPP), destaca la importancia de individualizar la decisión de prescribir estatinas en personas mayores, especialmente en aquellas con diabetes tipo 2.
Los investigadores sugieren que es necesario mejorar las herramientas para predecir el riesgo cardiovascular en este grupo de edad y recomiendan que las decisiones sobre el tratamiento con estatinas sean compartidas con los pacientes, de forma que puedan participar activamente en su cuidado de salud.