Por Pedro Martínez
21 de enero de 2025AbbVie ha anunciado la disponibilidad en España de Tepkinly (epcoritamab), el primer anticuerpo biespecífico de administración subcutánea, financiado para el tratamiento en monoterapia de pacientes adultos con linfoma b difuso de células grandes (LBDCG) en recaída o refractario después de dos o más líneas de tratamiento sistémico.
El LBDCG es el linfoma no Hodgkin (LNH) más frecuente entre la población adulta, registrando, aproximadamente, un total de 3.000 casos al año en España. Se trata de un subtipo agresivo de linfoma que representa alrededor del 30% de todos los LNH, porcentaje capaz de aumentar en los países desarrollados. Este tipo de linfoma es el más común entre las personas mayores, con un pico de incidencia en las personas de entre 60 y 70 años, situando la media de diagnóstico en los 68, en mayor medida a los hombres.
Actualmente, el tratamiento que se ofrece para el LBDCG se basa en la inmunoquimioterapia la cual consigue una tasa de supervivencia global a largo plazo entre el 60% y 70%, y una supervivencia relativa a 5 años del 64%. A pesar de ello, ‘‘entre el 30% y el 40% de personas sufren recaídas o son refractarias al tratamiento y estos pacientes tienen un pronóstico muy desfavorable. De hecho, las recaídas suponen una de las mayores causas de mortalidad y morbilidad de esta enfermedad’’, explica Luis Nudelman, director médico de AbbVie España.
Con el desarrollo de Tepkinly el tratamiento terapéutico del LBDCG parece adoptar un nuevo rumbo. Este medicamento se ha convertido en la alternativa más real al tratamiento tradicional siendo una terapia biespecífica basada en la inmunoterapia.
Este medicamento está diseñado para dirigir los linfocitos T citotóxicos de forma selectiva con el fin de generar una respuesta inmunitaria contra los tipos de células diana. De forma simultánea se uniría a CD3 en los linfocitos T y CD20 en los linfocitos B e inducirá la destrucción de las células cancerosas. Esta terapia ha demostrado ser válida, además de contra el LBDCG, contra muchas neoplasias malignas de linfocitos B, como el linfoma folicular, el linfoma de células del manto y la leucemia linfocítica crónica.
Tras la realización de ensayos clínicos, los investigadores pudieron determinar que el Tepkinly presenta una respuesta positiva en dos de cada tres pacientes.
Se prevé que este nuevo tratamiento supondrá una serie de beneficios tanto al paciente como a los centros hospitalarios y sus profesionales.
Hoy, los pacientes con LBDCG deben acudir periódicamente a un hospital para poder recibir la quimioterapia de forma intravenosa, lo cual ‘‘puede comprometer sus vías de acceso venoso debido al sobreesfuerzo de éstas a causa de tanto pinchazo’’, explica Ana Moya, farmacéutica del Hospital General de Valencia.
Tepkinly, al ser una inyección subcutánea, no solo preservará los accesos venosos del paciente, sino que, además, ‘‘tendrá una absorción más lenta’’, lo que supone una mejor respuesta por parte del paciente en comparación con la agresividad de la quimioterapia, según Raúl Córdoba, coordinador de la Unidad de Linfomas de la Fundación Jiménez Díaz, miembro de la Junta directiva de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) e investigador dentro del ensayo clínico del Tepkinly (EPCORE NHL-1). Profundizando en el método de administración de este tratamiento, Córdoba explica que, ‘‘se ajustará al método de administración posológico, caracterizado por la escalada de la dosis en cada sesión hasta alcanzar los 48 mg’’.
Además, este tratamiento puede ser administrado en unos cinco minutos frente a las varias horas que requiere la quimioterapia; esto, sumado a ‘‘su rápido acceso en menos de 24 horas, convierte a Tepkinly en un tratamiento muy beneficioso para el paciente y para el sistema sanitario’’, comenta Moya.
‘‘Es luz, una nueva oportunidad en la que es posible elegir lo mejor para cada paciente’’, explican ambos profesionales.
Tepkinly posee varios efectos secundarios producidos por la citotoxicidad celular como es la inflamación (característica del síndrome de liberación de citoquinas), posibles infecciones y reacciones en la zona de inyección.
Sumado a estos síntomas, el paciente puede padecer fiebres, bajada de la saturación del oxígeno en sangre y de la tensión arterial. Estos últimos síntomas son fácilmente identificables por el paciente en su propio domicilio, haciendo muy sencillo que ponga en alerta a alguien que pueda asistirle o trasladarse, por sí mismo y de inmediato, a un centro hospitalario.