Por Julia Porras
11 de diciembre de 2023Un primer ensayo clínico realizado por los profesores Tom Kay y Helen Thomas del Saint Vicents Institute (SVI), en Victoria, Australia, ha demostrado que un medicamento comúnmente recetado para la artritis reumatoide puede preservar la producción de insulina del cuerpo y suprimir la progresión de la diabetes tipo 1 (DT1) en personas recién diagnosticadas con esta afección.
Los hallazgos del ensayo, que se han publicado en el New England Journal of Medicine, demostraron que la administración del fármaco baricitinib, una pastilla que se toma una vez al día, durante un período de 48 semanas, preservó la función de las células beta y redujo la necesidad de insulina en aquellos que habían sido diagnosticados en los últimos 100 días. “Cuando se diagnostica por primera vez la diabetes tipo 1, todavía hay presente una cantidad sustancial de células productoras de insulina. Queríamos ver si podíamos proteger una mayor destrucción de estas células por parte del sistema inmunológico. Demostramos que baricitinib es seguro y eficaz para frenar la progresión de la diabetes tipo 1 en personas a las que se les ha diagnosticado recientemente”, afirmó el profesor Kay.
Esta investigación innovadora se muestra prometedora como el primer tratamiento modificador de la enfermedad de este tipo para la diabetes tipo 1 que puede administrarse en forma de comprimido. "Es tremendamente emocionante para nosotros ser el primer grupo en todo el mundo en probar la eficacia de baricitinib como posible tratamiento para la diabetes tipo 1", explica el investigador. “Hasta ahora, las personas con diabetes tipo 1 dependían de la insulina administrada mediante inyección o bomba de infusión. Nuestro ensayo demostró que, si se comenzaba lo suficientemente temprano después del diagnóstico y mientras los participantes permanecían tomando el medicamento, se mantenía su producción de insulina. Las personas con diabetes tipo 1 en el ensayo a las que se les administró el medicamento necesitaron significativamente menos insulina para el tratamiento”.
El tratamiento de esta enfermedad autoinmune de por vida es increíblemente difícil para las personas diagnosticadas y sus familias, ya que requiere un control meticuloso de la glucosa y la administración de insulina día y noche para mantenerse con vida.
Hasta el descubrimiento de la insulina hace más de 100 años, la diabetes tipo 1 era una enfermedad mortal. A pesar del papel de la insulina para salvar vidas, la terapia en sí es potencialmente peligrosa si se administra demasiada o muy poca, y la afección aún conlleva complicaciones a largo plazo, incluidos ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, problemas de visión, enfermedades renales y daños a los nervios.
“Somos muy optimistas sobre que este tratamiento estará clínicamente disponible muy pronto. Esto supondría un gran cambio en la forma de controlar la diabetes tipo 1 y creemos que es prometedor como una mejora fundamental en la capacidad de controlar la enfermedad”, afirmó la profesora Thomas.