Los urgenciólogos, expectantes ante la inminente creación de la especialidad en su congreso anual

Sevilla ha acogido durante los últimos tres días el XXXIV Congreso de Urgencias y Emergencias en el que se han reunido más de 3.500 profesionales para debatir sobre la actualidad y los principales retos de futuro para esta especialidad sanitaria. Organizado por la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), esta edición ha tenido como temas centrales la atención a la salud mental y la prevención del suicidio, el tratamiento de patologías como el ictus y la consumación de una especialidad médica para estos profesionales.

“Es un año especial y muy importante por la aprobación de la Especialidad”, destaca el doctor Javier Millán, secretario de Relaciones Institucionales de SEMES. La creación de esta rama para los aspirantes MIR es una reivindicación que arrastran desde hace años estos profesionales y que a mediados de este mes de junio está previsto que se consume en el Consejo de Estado. Un motivo de celebración para el sector que ha sido uno de los asuntos más comentados de este congreso en el que los urgenciólogos han podido participar en 230 actividades entre cursos, talleres y mesas redondas.

Prevención del suicidio

El suicidio se ha convertido en “una gran epidemia de nuestro tiempo”, según destacan desde SEMES. Con este pretexto, en el congreso se ha puesto en valor la importancia de divulgar los protocolos de actuación y prevención de la conducta suicida. En 2022, fueron 4.227 personas las que murieron por este motivo, cifra que aumenta cada año y que lo coloca como la primera causa de muerte externa.

Pedro Martín-Barrajón, psicólogo del grupo de SEMES Salud Mental, alerta sobre los mitos que aún persisten a este respecto, como que “la persona que intenta suicidarse lo hace para llamar la atención”. Y es que, según explica Martín-Barrajón, un estudio con 2.400 profesionales de emergencia reveló que el 42% de los urgenciólogos encuestados aún creen en ese falso argumento de que “el que se quiere suicidar de verdad, lo hace”. 

“Subestimamos el riesgo de suicidio e ignoramos que están pidiendo ayuda. A veces también pensamos que si preguntamos a un paciente si está pensando en el suicidio, le estamos induciendo la idea. Y esto no funciona así”. El psicólogo añade que una persona que ha intentado suicidarse y acude a urgencias le está dando al personal sanitario una última oportunidad para que le ayude. 

El papel de la tecnología

Los avances tecnológicos han tenido también un considerable protagonismo en este congreso.  De la mano de Javier Alonso y el grupo de trabajo de IMV Desastres SEMES, los asistentes han podido comprobar cómo se utilizan los drones en los grandes incidentes o desastres naturales. Gracias a estos vehículos sin tripulación, los sanitarios, pero también los bomberos y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, pueden intervenir con seguridad.

Además de los drones, el uso de cámaras 360º para simular escenarios o los diseños en realidad virtual están también a la orden del día. Las gafas de realidad virtual permiten formar a los urgenciólogos en diversas áreas para, por ejemplo, ver un corazón como si lo tuvieran delante o aprender a retirar el casco de un motorista al sufrir un accidente. “Las nuevas tecnologías nos permiten que el alumno practique antes de enfrentarse a la realidad con un paciente de verdad”, declara Alonso, que insiste en que el mayor beneficio es actuar “más rápidamente y con más seguridad”.

Atención al ictus y empleo de sustancias prohibidas

El doctor Francisco Aranda, responsable del área de ictus de SEMES, pone en valor la reducción del tiempo de atención a esta patología para obtener mejores resultados: “hemos observado que, con menos de 3 horas entre la aparición del ictus y su intervención, los pacientes evolucionan mucho mejor”. Aranda ha avanzado también las novedades en su gestión de forma remota, el teleictus, que permite la conexión permanente entre los hospitales y las unidades de ictus de forma que aumentan el número de personas que son atendidas y tratadas por neurólogos expertos, reduciendo la demora.

En otro orden de cosas, Guillermo Burrillo ha expuesto en el marco de este congreso cómo están avanzando los estudios que permiten el uso de derivados de sustancias prohibidas, como el LSD, para tratar las depresiones y el alcoholismo, “valorando sus riesgos y entendiendo que son derivados y no drogas tal y como las conocemos”. Burrillo ha sido el encargado, además, de contar los nuevos descubrimientos en torno al consumo de cannabis: “cada vez hay más evidencia científica de los efectos perjudiciales del cannabis por su consumo recreativo”. De esta forma Burrillo señala que, tras la legalización del mismo en algunos países, se han vislumbrado patologías cardiovasculares, además de los ya conocidos casos psiquiátricos. “Los médicos debemos decir la verdad, no debemos mentir a la población. Si se quiere proponer su legalización, hay que contar sus efectos negativos, para que decidamos con toda la información por delante”.

Estos son solo algunos de los temas que se han puesto sobre la mesa en este congreso al que los profesionales del sector han acudido expectantes de que la creación de la especialidad se consume como una realidad oficialmente. Una cita que han aprovechado para potenciar la formación y la divulgación entre estos sanitarios por cuyas manos pasan, cada día, la vida de muchas personas en nuestro país. 

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