Por Pedro Martínez
29 de mayo de 2025Los disruptores endocrinos son un tipo de sustancias, presentes en elementos de la vida cotidiana como cosméticos o productos de higiene personal, que son capaces de modificar el funcionamiento del sistema hormonal humano. Aunque estas alteraciones antiguamente no eran motivo de preocupación, a medida que avanzan las investigaciones al respecto, las entidades reguladoras han empezado a recomendar limitar su uso. “La exposición a disruptores endocrinos puede alterar el normal funcionamiento celular y producir diversos efectos adversos sobre nuestra salud. Muchos de estos efectos todavía son desconocidos y su impacto real se irá descubriendo en el futuro”, explica la doctora Rita Rodrigues, dermatóloga de los Hospitales Quirónsalud Sur y Valle del Henares, a Medicina Responsable. “Su exposición se ha relacionado con trastornos metabólicos, problemas de inmunidad, alteraciones neurológicas y dificultades reproductivas. Aunque aún no conocemos todos sus efectos, el riesgo es real”.
Estos compuestos se encuentran en multitud de ámbitos industriales, desde la mayoría de los plásticos y materiales de construcción hasta los productos de higiene personal, cosméticos o artículos de limpieza. “Aunque existen alternativas más seguras, muchas multinacionales siguen utilizando estos ingredientes, lo que supone un riesgo acumulativo para el consumidor”, apunta la especialista.
En Europa ya hay regulaciones que prohíben el uso de este tipo de compuestos en elementos cotidianos, pero, teniendo en cuenta el riesgo para la salud que conlleva este tipo de sustancias, la comunidad científica considera que las regulaciones se deberían endurecer y llevarlas a cabo a nivel mundial.
Entre los disruptores endocrinos más comunes se encuentran:
Parabenos y liberadores de formaldehído, usados como conservantes en maquillaje, cremas hidratantes, espuma de afeitar y productos capilares.
Filtros solares químicos como benzofenonas, oxibenzona o cinamatos, que bloquean la radiación UV, pero pueden actuar como disruptores hormonales.
Ftalatos, utilizados como estabilizadores en plásticos y para fijar fragancias en esmaltes de uñas, perfumes, champús, acondicionadores, desodorantes e incluso productos para el cuidado menstrual. “Son difíciles de identificar porque la legislación no obliga a que aparezcan en el etiquetado”, señala la doctora Rodrigues.
Triclosán, un conservante antibacteriano usado en cosméticos y productos de higiene personal.
La doctora Rodrigues aconseja buscar productos que posean certificados específicos que garanticen la ausencia de disruptores. “En el etiquetado, sellos como CCBP, Estándar Cosmos, Bio Inspecta, Institut Fresenius, Acene o Cosmos Organiz son una buena guía para identificar productos más seguros. También hay aplicaciones móviles que ayudan a escanear productos y detectar estos compuestos”.
Actualmente, las autoridades reguladoras de varios países se encuentran inmersas en un proceso de actualización de normativa con el objetivo de garantizar la trasparencia y limitar el acceso y uso de este tipo de sustancias en productos que la población use de forma diaria.