Por Pedro Martínez
9 de enero de 2025Las hormonas son moléculas producidas por el sistema endocrino que envían mensajes a varias partes del cuerpo con el objetivo de regular los procesos del metabolismo humano. Son las encargadas de regular procesos como el hambre, la presión arterial y el deseo sexual, entre otras muchas cosas. El funcionamiento de estas hormonas puede verse perjudicado con la aparición de los disruptores endocrinos, nombre usado para el conjunto de sustancias químicas que pueden alterar el sistema hormonal. También conocidos como disruptores hormonales, están muy presentes en el día a día en ámbitos como la alimentación, los factores ambientales o los productos cosméticos. La exposición a estas sustancias puede generar problemas de salud como la diabetes, la obesidad e infertilidad.
Según la Organización Mundial de la Salus (OMS), existen alrededor de un millar de productos químicos con capacidad disruptora entre los que destacan, por su presencia en la vida cotidiana, el bisfenol A, las benzofenonas, los ftalatos o el triclosán. Estos químicos están presentes en productos de uso habitual, de modo que, entrar en contacto con ellos es especialmente sencillo llegando a ingerirlos, inhalarlos o a través de la piel. Los productos a través de los cuales es posible estar en contacto con disruptores endocrinos, de manera habitual, son los ambientadores, electrodomésticos, envases de plástico, insecticidas o pesticidas, materiales de construcción, pinturas y tintas, productos de belleza e higiene personal, productos de limpieza y algunos tejidos. De todos estos productos es especialmente preocupante la capacidad disruptora de cualquier elemento compuesto de plástico y que contenga algo que más tarde se va a ingerir, como puede ser cualquier botella de agua de plástico o los conocidos ‘‘tupper’’ usados para guardar la comida.
Hay ciertos tipos de disruptores capaces de permanecer mucho tiempo en el organismo, lo cual es muy perjudicial para la salud, por lo que es recomendable reducir el contacto con estos realizando una serie de cambios en el estilo de vida.
La primera recomendación, y una de las más importantes, es lavar frutas y verduras usando agua y un poco de vinagre, lo cual elimina cualquier resto de pesticida o insecticida que pueda permanecer en la pieza. Por otro lado, es muy recomendable abandonar los productos de belleza e higiene convencionales y comenzar a usar productos naturales libres de parabenos y elaborados con ingredientes de origen natural.
Evitar entrar en contacto con sustancias tóxicas ubicadas en los sprais de limpieza o los insecticidas también ayuda a reducir la presencia de estos disruptores. Finalmente, es esencial reducir al máximo el consumo de objetos sintéticos o de plástico optando por envases de materiales como el vidrio, siendo especialmente importante no utilizar este tipo de material en utensilios de cocina y optando por un juego de utensilios de madera, lo cual librará de cualquier sustancia química disruptora a cualquier comida.