Rafael Micó: “La medicina rural es la especialidad que más te llena como persona”

Hoy arranca el IV Congreso de Medicina Rural de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), donde se someterán a debate algunos de los principales retos a los que se enfrenta el sector en los próximos años. La falta de profesionales es acuciante en la medicina de familia, y especialmente en los entornos rurales, el considerado por muchos como el “patito feo” de las especialidades que copa la mayoría de plazas de difícil cobertura. Sobre las claves vocacionales de la medicina rural, así como los retos que presenta la práctica profesional en el día a día, el doctor Rafael Micó, vicepresidente de Semergen, es una de las voces que más tiene que decir en España. Así se lo cuenta al presidente de Medicina Responsable, Ernesto Sáenz de Buruaga, en esta entrevista cargada de ejemplos cotidianos de su práctica profesional.

Para el doctor, el médico rural “es el que conoce mejor al paciente como persona”, señala. “Miramos a los ojos. Al paciente a veces le hace falta que le cojas la mano, que le des un abrazo y que llores con él”, comenta con emoción. “Vas al domicilio de esa persona y lo ves en el contexto de su familia. Te puedes tomar un café, te pueden invitar a comer. Conoces perfectamente la habitación del paciente y sabes el ambiente que hay en casa”. Así, argumenta, es como se establece una relación “de persona a persona” basada en la confianza que no se da con tanta intensidad en entornos urbanos.  Esto hace que “te sientas realizado como persona, el motivo de elegir la profesión siempre ha sido ayudar a los demás”.

La vocación del doctor la vive con una pasión que va más allá de la mera práctica clínica, implicándose con sus pacientes en su vida cotidiana y “acompañándolos y siguiéndolos a lo largo de toda su vida”. Es lo que entiende por “concepto holístico de la persona”. “No es solo que tenga una manchita en la piel, es cómo lleva el trabajo, cómo está con la pareja, con la familia, cómo le van las cosas, cómo las vive”, apunta el doctor Micó. 

La medicina rural se enfrenta a diversos problemas. Uno de los principales es la falta de atractivo de la especialidad para ser elegida por los MIR. Esto, entiende que se explica por una “falta de presencia de la medicina de familia en la formación universitaria” que hace que sea una gran desconocida. “Los estudiantes que hacen rotación en un consultorio rural se enamoran de esa medicina porque es la que más les llena como persona. Es de las rotaciones que tienen más satisfacción. Como se hace poco, empieza a haber escasez de tutores”. 

Para paliar esta falta de profesionales y hacer frente al reto que plantea el relevo generacional, considera que pueden establecerse varios estímulos. En primer lugar, el vocacional o “humanista”, como él define. Pero también “se les puede incentivar con ponerle más puntuación para una oposición, con un incentivo económico, con que pueda tener una conciliación familiar”, considera. 

La falta de medios es otro de los obstáculos que más dificultan el ejercicio de la profesión. “Necesito medios diagnósticos para no tener que mandar al paciente al hospital más cercano a 20 o 40 kilómetros”. Así, entiende que es como podría mejorar los resultados en salud de la población. “Muchos son personas mayores que tienen que recurrir a familiares para que les lleven a los hospitales”, lamenta. 

Sobre las posibles soluciones a estos obstáculos, señala que “la administración no llega, el sistema actual no llega. Yo creo que hay modalidades para observar en los países europeos que se pueden incorporar. Integra a otros protagonistas, como los municipios, las asociaciones, a los pacientes en la toma de decisiones”.

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